miércoles, 14 de noviembre de 2018

Quién te cantará (2018)




Director: Carlos Vermut
España/Francia, 2018, 125 minutos

¿Quién te cantará? (2018) de Carlos Vermut


Comencemos por el final, que es también el principio: las olas del mar rompiendo con furia contra una playa cualquiera. Unos zapatos de tacón reposan sobre la arena... Quién te cantará toma su título de una canción de Mocedades originalmente incluida en el álbum Mocedades 10 de 1978. Su letra, que escribiera el mítico Juan Carlos Calderón, viene a decir, en un momento determinado, algo así como: "Qué fácil es decir adiós, qué fácil olvidar / Qué difícil será para los dos..." Apuntes levemente esbozados de lo que van a ser los temas principales de la película.

En el que es ya su tercer largometraje, Carlos Vermut (nacido Carlos López del Rey en Madrid, en 1980) apuesta por la misma fórmula que le dio el éxito con su anterior trabajo (Magical Girl, 2014): una desazón que nace del interior de los personajes femeninos, en claro contraste con el aparente sosiego que los rodea en el marco de su aislamiento. Y de nuevo un toque retro a través de temas como "Procuro olvidarte", de Manuel Alejandro.



El guion de Quién te cantará se articula en torno a tres mujeres con nombre de flor/color: Violeta (Eva Llorach), Lila (Najwa Nimri) y Blanca (Carme Elías), a las que se opone Marta (Natalia de Molina) de forma antitética, como lo demuestra la estridente música discotequera que ésta suele escuchar. Vermut juega, pues, con la dicotomía que se establece, alternativamente, entre madre e hija (Violeta-Marta, pero también Lila y el recuerdo de la suya, que fue cantante como ella) o ídolo y fan (Lila Cassen-Violeta), en este último caso con el añadido de que la una parece fagocitar a la otra, lo cual nos llevaría, por último, al mito de Pigmalión, latente en el vínculo que se establece entre Blanca, Lila y Violeta.

Son muchos, por lo tanto, los ecos y las aristas que parecen intuirse (más que reconocerse) en el trasfondo de esta historia, filmada —como es habitual en el estilo de su director— poniendo sumo énfasis en el tratamiento estético de las imágenes. Hay quien ha hablado del Almodóvar de Tacones lejanos (1991) o del Bergman de Persona (1966), por citar tan sólo dos realizadores expertos en abordar el universo femenino. Pero, en todo caso, Vermut es Vermut y su particular modo de narrar, rebosante de tragedia y tensiones dramáticas, logra que una trama inspirada en elementos a priori tan poco poéticos como el karaoke o una diva de la música pop en horas bajas se conviertan en el motor de un filme cuya belleza, delicada y rotunda a la vez, quedará como referente para futuros cineastas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario