domingo, 11 de noviembre de 2018

Tiro en la cabeza (2008)




Título original: Bat buruan
Director: Jaime Rosales
España/Francia, 2008, 85 minutos

Tiro en la cabeza (2008) de Jaime Rosales

A lo tonto, a lo tonto, ya ha transcurrido una década desde el estreno de Tiro en la cabeza, proyecto sin duda valiente y que nació rodeado de una controversia de la que nunca más lograría desprenderse. Ya que abordar el terrorismo de ETA tal y como lo hace Jaime Rosales en esta película parece ser que a más de uno le plantea un incómodo dilema moral. Y todo porque el cineasta se atrevió a mostrar el día a día de un miembro de la banda, llevando a cabo actividades cotidianas tan alejadas de la imagen maniquea que pudiera entonces tenerse de un etarra como comprar el periódico en el quiosco de la esquina o cenar en casa con un grupo de amigos.

«Pero ha pasado el tiempo / y la verdad desagradable asoma...», que diría el poeta: inactiva desde el anuncio del cese definitivo de su actividad armada en octubre de 2011 y desarmada desde abril de 2017, la banda terrorista anunció su disolución el 3 de mayo de 2018. Con la distancia que dan los años, ahora se aprecia mejor que nunca hasta qué punto se hallaba desprovista de cualquier intencionalidad política una cinta cuya única pretensión era plasmar en imágenes una porción de la realidad vasca.

El filmar desde la calle, a través de las ventanas, es una constante
en el cine de Rosales

Rodada mediante teleobjetivos de largo alcance y un estilo que podría recordar al Haneke de Caché (2005), Tiro en la cabeza lograba la proeza de prescindir totalmente del diálogo, dando lugar a un planteamiento insólito en el tan a menudo convencional cine español. Como es lógico, muchos no la entendieron en su momento (que por algo estamos en el país de los Torrentes y los Apellidos vascos), aunque no sería exagerado decir que son títulos como éste los que finalmente acaban marcando un hito en la historia del cine.

El distanciamiento y la neutralidad con los que Rosales filma los hechos hacen que el espectador, en un primer visionado, ande un poco perdido a propósito de la verdadera identidad de los personajes que aparecen en pantalla. Circunstancia ésta que hará que el final, con la ejecución a sangre fría de dos jóvenes guardiaciviles de paisano que pasaban el fin de semana en el sur de Francia, resulte aún más absurdo si cabe.

Ion Arretxe (1964-2017)

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