sábado, 3 de noviembre de 2018

El amor y la muerte. Historia de Enrique Granados (2018)




Directora: Arantxa Aguirre
España, 2018, 80 minutos

El amor y la muerte (2018) de Arantxa Aguirre

Per guardar tot ensems amb tes despulles
ta inspiració, tot ideals, ta glòria,
calia una gran tomba.
I aqueixa tomba, el monstre de la guerra
–justicier, malgrat ell–te l’ha donada... 

Apel·les Mestres
«En la mort d’Enric Granados», vv. 1-5
Flors de sang

Un acróstico formado con las letras del título deja leer la palabra mar sobre las apacibles aguas del canal de la Mancha. Arranque poético e impresionista, aderezado por las melodiosas notas de un piano, que prefigura lo que van a ser los siguientes ochenta minutos: la semblanza de una de las personalidades más notables que jamás haya dado la música española.

Fue Enrique Granados (1867-1916) hombre de sensibilidad romántica y carácter emotivo, dotado de un exuberante mundo interior cuya delicada gama de tonalidades acertaría a plasmar sobre el pentagrama con destreza sin igual. Soñador y melancólico, el brío de su legado no sólo resiste incólume el paso del tiempo, sino que anuncia un destino trágico que sesgaría su vida en plena madurez, tanto personal como creativa.

Granados en compañía de Pau Casals (derecha)


Partiendo de un material tan sumamente sugestivo, la directora Arantxa Aguirre consigue recrear en El amor y la muerte (2018) el periplo vital del compositor mediante una habilidosa mezcla de animaciones e imágenes de archivo que alterna con el testimonio de expertos en la obra de Granados y ejecuciones magistrales de su repertorio en los más variados registros, desde la pincelada pianística a cargo de Rosa Torres-Pardo hasta el duende flamenco de Arcángel.

La voz de Jordi Mollà encarnando al protagonista en primera persona o la de Emma Suárez, que se mete en la piel de la esposa, Amparo Gal, a través de las numerosas misivas de su correspondencia epistolar, acaban de perfilar el retrato delicioso de este «poeta del piano», como acertadamente lo llamara el musicólogo estadounidense Walter Aaron Clark en su ya clásica monografía.


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