viernes, 23 de noviembre de 2018

Después de la tormenta (2016)




Título original: Umi yori mo mada fukaku
Director: Hirokazu Koreeda
Japón, 2016, 118 minutos

Después de la tormenta (2016) de Koreeda


Ryôta es lo que habitualmente suele llamarse un adán: entrañable y, en el fondo, buen tipo, pero un poco patán al fin y al cabo. Novelista cuya estrella hace tiempo que se apagó, se gana la vida como detective privado de pacotilla con el doble objetivo de pasarle a su exmujer la ayuda económica destinada a la manutención del hijo que tienen en común y gastarse el resto en las casas de apuestas.

Porque el desastrado Ryôta (Hiroshi Abe) heredó de su difunto padre la afición por la lotería, las carreras, las máquinas de pachinko y cualquier otro sistema que permita fantasear con la posibilidad de hacerse rico sin apenas esfuerzo. Como le dice a la que fuera su esposa (Yôko Maki) y de la que, en realidad, sigue enamorado: "La lotería no es un juego, sino un sueño que compras por trescientos yenes".



Como sucede en la mayor parte de la filmografía del japonés Hirokazu Koreeda, la familia es el tema central sobre el que gira la trama de Después de la tormenta. Unos vínculos, tanto afectivos como personales, que, tal y como reza el título original del filme (Umi yori mo mada fukaku) acostumbran a ser "incluso más profundos que el océano".

De hecho, el torpe Ryôta no levanta cabeza desde la publicación de su prometedor primer libro porque está convencido de que su padre no lo valoraba suficientemente. Aunque lo curioso del caso es que, sin él proponérselo, se arriesga a repetir el mismo patrón con su propio hijo, motivo por el que decide retomar el contacto con él. En ese sentido, la escena en que ambos se guarecen del tifón en el enorme tobogán con forma de pulpo del parque del barrio no es sino un intento de revivir uno de los escasos recuerdos amables que Ryôta conserva del padre, puede que incluso un propósito de enmienda como el del profeta Jonás en el vientre de la ballena. Es por ello que el hecho de que Kyôko baje a reunirse con ellos en el interior del monstruo marino abre las puertas a la posibilidad de una reconciliación, tal vez maquinada bajo la sabia y atenta mirada de la abuela (Kirin Kiki).


2 comentarios:

  1. Sencilla pero no superficial; lúcida pero no grandilocuente. Como la mayoría de películas de su director, probablemente el más interesante de los cineastas japoneses en activo.

    Un abrazo.

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    1. Como lo avalan (Palma de Oro incluida) los diferentes premios que ha ido cosechando en Cannes.

      Saludos y hasta pronto.

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