jueves, 1 de agosto de 2019

El emperador de París (2018)




Título original: L'Empereur de Paris
Director: Jean-François Richet
Francia, 2018, 110 minutos

El emperador de París (2018) de Jean-François Richet


Aparte de la inverosímil semblanza llevada a cabo por Pitof en 2001, han sido muchos los filmes dedicados a ensalzar la figura del célebre detective François-Eugène Vidocq (1775–1857). Ya en la época del cine mudo, su vida se llevó a la pantalla hasta en cuatro ocasiones, mientras que en 1939 sería Jacques Daroy, con André Brulé como protagonista, el encargado de dirigir la primera versión sonora. También Hollywood mostró interés por el personaje, correspondiendo a Douglas Sirk la realización de Escándalo en París (1946), con George Sanders en el papel principal. Y todavía en 1967, la televisión francesa emitiría una serie de trece episodios con Bernard Noël haciendo de Vidocq.

Queda clara, pues, la estima (o por lo menos el gancho) que el susodicho tiene en el país vecino, por lo que no es de extrañar que se haya recurrido a él por enésima vez. A diferencia de la anterior incursión en el tema (interpretada por Depardieu), L'Empereur de Paris se distingue por una puesta en escena mucho más pausada, cuyos referentes más reconocibles giran en torno a modelos literarios decimonónicos como el Jean Valjean de Los miserables o el Edmond Dantès de El conde de Montecristo.



En ese sentido, el actor Vincent Cassel se mete en la piel del futuro director de la Sûreté Nationale cuando éste es apenas un presidiario condenado a galeras. Que, una vez huido de la Justicia, se hará pasar por comerciante de telas. Pero la fama adquirida por Vidocq entre los miembros del hampa es tan poderosa que muy pronto termina recalando en la guarida de su archienemigo Maillard (Denis Lavant), una especie de Fagin que, al igual que el personaje creado por Dickens, lidera a los delincuentes valiéndose del temor que les infunde. Aunque Vidocq, que no se deja arredrar ni por nada ni por nadie, no dudará en ofrecerse a la policía como confidente con tal de salir adelante y obtener el ansiado indulto.

Y es en ese proceso, que le llevará hasta las más altas instancias del poder, cuando el mismo que colabora en la regeneración de la sociedad adquiere conciencia exacta de los oscuros entresijos que allí se fraguan. Sobre todo alrededor de Fouché (Fabrice Luchini), el "genio tenebroso" que ejerció su autoridad durante la Revolución francesa y el imperio napoleónico: hombre sibilino y maquinador que promete mucho, pero cumple poco, y cuyo carácter intrigante contribuirá, en buena medida, a hacer de Vidocq un individuo desengañado.


2 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Esa ultima foto que ilustra el post me la encontre creo que ayer en la prensa y me quede absorto mirandola, lo mismo que ahora. Hablas de una puesta en escena "pausada", ¿te refieres a cierta verosimilitud? Es algo que en ocasiones se echa de menos en este tipo de peliculas.
    En todo caso me parece muy atractiva la propuesta.
    Saludos y que tengas un buen finde!

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    1. Hola, Fran:

      El término "pausada" lo utilizo en oposición al ritmo frenético de "Vidocq" (2001), película que hablaba del mismo personaje histórico y que comenté en el post anterior al dedicado a "El emperador de París".

      Saludos y buen fin de semana para ti también.

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