domingo, 25 de agosto de 2019

Gran bola de fuego (1989)




Título original: Great Balls of Fire!
Director: Jim McBride
EE.UU., 1989, 108 minutos

Gran bola de fuego (1989) de Jim McBride


A falta de algo mejor que destacar, si algún mérito tiene Great Balls of Fire! es el haber rehabilitado la imagen pública de un artista al que los escándalos de su vida personal relegaron, durante décadas, a un segundo plano. De los devaneos y desgracias que abrumaron a Jerry Lee Lewis en el pasado más vale no dar cuenta aquí: baste señalar que su biopic —simple, superficial y pésimamente interpretado— no pasó de ser una amable recreación de los inicios de la carrera del cantante y pianista apodado The Killer.

Decir que Dennis Quaid hiperactúa en su papel de ídolo de quinceañeras se queda probablemente corto. Tal vez sería más apropiado calificarlo de caricatura, habida cuenta de la desesperante falta de credibilidad de una interpretación tan plana como desprovista de matices. Algo que podría hacerse extensible al resto del reparto, desde la candorosa Winona Ryder encarnando a la esposa impúber hasta los cientos de extras que bailan como posesos al ritmo frenético del aspirante a Rey del Rock.



De todos modos, y como suele ser habitual en este tipo de productos hollywoodenses, que tardan años en gestarse, después de haber dado mil vueltas y pasado por incontables manos, la película estuvo a punto de ser dirigida por Terrence Malick, aunque su guion, centrado en los aspectos más sórdidos del personaje, sería rechazado al considerarse excesivamente oscuro. ¿Y qué habría hecho Martin Scorsese con Robert De Niro? ¿O Michael Cimino dirigiendo a Mickey Rourke? Preguntas que quedarán para siempre sin respuesta, pero que demuestran lo voluble que llega a ser una industria en la que el talento a menudo se supedita a otros intereses mucho más venales.

A fin de cuentas, esa misma dicotomía aparece ligera e indirectamente reflejada en el filme a través de una supuesta rivalidad entre Elvis y Jerry Lee: ambos nacidos el mismo año (1935), ambos dotados de un excepcional don para la música, pero uno predestinado a convertirse en leyenda a partir de su muerte prematura y el otro, menos "afortunado", a ver cómo su estrella languidecía como consecuencia de una acusación de bigamia que genera un amplio rechazo social.


2 comentarios:

  1. Que tal Juan!
    Estoy totalmente de acuerdo, diria que es una pelicula prescindible aunque me pregunto como hubiese resultado con otro actor que no fuese Quaid, la verdad no me sale casi ningun nombre para dar vida a un artista de la talla de Lewis.
    Lo del mismo año de nacimiento de Elvis no lo sabia.
    Siempre aprendo algo nuevo con tus entradas, gracias.
    Saludos!

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    Respuestas
    1. Supongo que se trata de un producto que responde a una fórmula más que estudiada para llegar al gran público, por lo que no se le puede pedir más.

      Gracias, compañero, por tu comentario (yo también aprendo muchas cosas leyendo "El cine sin gafas").

      Saludos,
      Juan

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