Título original: 78/52
Director: Alexandre O. Philippe
EE.UU., 2017, 91 minutos
78/52. La escena que cambió el cine (2017) |
En esencia, no se puede decir que 78/52 (2017) nos descubra nada nuevo a propósito de una de las películas más icónicas de la historia del cine. Pero es tanta la fuerza que sigue teniendo hoy en día Psicosis que resulta casi imposible no dejarse subyugar por el enésimo documental que analiza su génesis, en particular la de la escena más impactante del filme.
Basten apenas algunos datos para hacerse una idea aproximada del grado de minuciosidad empleado por Hitchcock en su elaboración: siete días de rodaje, tres actores (de los cuales, dos dobles de los protagonistas), sirope de chocolate para emular la sangre mezclada con el agua, decenas de melones Casaba para clavar en ellos el cuchifarro y usar, posteriormente, el sonido, mezclado con el de un solomillo igualmente apuñalado y que aquella misma noche se cenó uno de los miembros del equipo de rodaje... Y, por descontado, los setenta y ocho fragmentos y cincuenta y dos cortes que contiene la mítica secuencia de la ducha y que dan título a la cinta de Alexandre O. Philippe.
La nómina de entendidos en la materia que aportan su opinión al respecto contiene nombres tan prestigiosos como los de Peter Bogdanovich ("Cuando salí de ver el pase para la prensa en Nueva York tuve la sensación de que me habían violado"), Guillermo del Toro, el compositor Danny Elfman (autor de la banda sonora del innecesario remake dirigido por Gus Van Sant en 1998), el montador Walter Murch o los intérpretes Jamie Lee Curtis (hija de Janet Leigh) y Elijah Wood.
Tal y como dirán algunos de ellos en sus testimonios, la escena de la ducha, un portento del montaje cuya fuerte carga sexual se consigue sugiriendo mucho y mostrando poco o nada, no sólo ha influido en decenas de filmes posteriores, sino que elementos incidentales como los afilados pizzicatos de Bernard Herrmann han trascendido más allá de la pantalla hasta convertirse en referencias culturales que hasta los niños conocen sin necesidad de haber visto nunca Psicosis. ¡Y pensar que el viejo Hitch, fiel a su fina ironía victoriana, la consideraba poco más que una broma...!
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