Título original: Une histoire de fou
Director: Robert Guédiguian
Francia, 2015, 134 minutos
Una historia de locos (2015) |
La herida abierta que todavía hoy supone el genocidio armenio, cien años después de su perpetración, hace que películas como Une histoire de fou pongan en pie a buena parte de la concurrencia allá donde se exhiban. Es lo que se ha vivido, en la tarde/noche de hoy, en la sala grande de la Filmoteca catalana, con motivo del preestreno de la última cinta del marsellés Robert Guédiguian.
Basada en el caso real del periodista español José Antonio Gurriarán, víctima de un atentado proarmenio del ESALA (Ejército Secreto Armenio para la Liberación de Armenia) en el Madrid de 1980, el filme arranca con un prólogo en blanco y negro: el crimen de un alto dirigente turco afincado en Alemania, en el año 21, a manos de Soghomon Tehlirian (Robinson Stévenin) y su posterior juicio. Luego la acción saltará hasta los años setenta, ya en Marsella, lugar de residencia de la familia protagonista (unos humildes tenderos interpretados por Ariane Ascaride y Simon Abkarian).
Pero Aram (Syrus Shahidi), el hijo de estos últimos, abrazará la lucha armada, por lo que se traslada al Líbano en compañía de la bella Anahit (Razane Jammal) tras atentar contra el coche del embajador turco: nuevos tiempos, viejos métodos. Y la historia que se repite irremisiblemente...
Ya tras la proyección, hemos tenido oportunidad de agradecerle públicamente al realizador su película Le voyage en Arménie (2006), puesto que gracias a ella un servidor comenzó a sentirse atraído por dicho país, el cual visitaría finalmente en agosto de 2013. Preguntado sobre si le pasa muy a menudo que le den las gracias por su trabajo, contesta un tanto divertido que no demasiado. A lo que añadimos si ya desde su debut como cineasta, hace más de tres décadas, le rondaba por la cabeza la idea de rodar historias sobre temática armenia y quizá ello no le fue posible o si, por contra, ahora que es un director consagrado le resulta más fácil convencer a los productores para afrontar este tipo de filmes. En realidad, nos dice, ni lo uno ni lo otro: la concienciación sobre el problema armenio y el interés por sus propias raíces familiares se acentuaron a partir de los años noventa como consecuencia de los diversos conflictos bélicos que asolaron Europa.
Por último, Esteve Riambau ha puesto el punto y final a la celebración de los cinco años de la Filmoteca en el Raval, recordando que la entidad comparte los mismos valores que se hayan presentes en el cine comprometido de Guédiguian y en el de otros autores que han visitado la sede (caso de Carlos Saura, esta misma tarde, en la sesión de las cinco) o que lo harán en breve, como los hermanos Dardenne, buenos amigos, por cierto, del director de Una historia de locos.
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