miércoles, 1 de febrero de 2017

Paterson (2016)




Director: Jim Jarmusch
EE.UU./Francia/Alemania, 2016, 118 minutos

Comfortably Numb

Paterson (2016) de Jim Jarmusch

The past above, the future below
and the present pouring down: the roar,
the roar of the present, a speech-
is, of necessity, my sole concern.

I would say poetry is language charged with emotion. It's words, rhythmically organized... A poem is a complete little universe. It exists separately. Any poem that has any worth expresses the whole life of the poet. It gives a view of what the poet is.

William Carlos Williams

La existencia que lleva el protagonista de Paterson es de una placidez tan tediosa como repetitiva. Felizmente casado con Laura (la iraní Golshifteh Farahani), su vida diaria en una ciudad de provincias se rige por una serie de rutinas que cumple a rajatabla: despertarse sin la ayuda de alarma alguna; desayunar cada mañana los mismos cereales con forma de anillo; caminar hasta el trabajo respetando siempre el mismo itinerario; conducir durante la jornada un autobús público (a menudo escuchando las conversaciones de los pasajeros); de vuelta a casa, sacar a pasear a Marvin (el bulldog Nellie); tomarse una cerveza en el local de Doc y acabar la jornada en el lecho junto a su afable esposa.

Hay, en apariencia, tan pocas sorpresas en su horizonte vital que incluso hombre y ciudad comparten el mismo nombre anodino. Y, sin embargo, es la poesía la que preside la anterior retahíla de hábitos: versos de cosecha propia, inspirados en los del vate local William Carlos Williams (1883-1963) y que el conductor anota concienzudamente en un cuaderno secreto. Laura, mucho más creativa que él, lo anima continuamente a que intente publicarlos, a lo que Paterson reacciona con la misma apatía de siempre.



Jarmusch ha vuelto a hacerlo: en la vigésima entrega de su filmografía incide de nuevo en ese afán mitómano, tan característico de su estilo, que le lleva a citar todo lo que admira para crear historias de lo más ecléctico. Si en Flores rotas era la música del etíope Mulatu Astatke o en Dead Man la de Neil Young, ahora le ha dado por un poeta vinculado al imagismo (aunque los versos incluidos en la película son, en realidad, obra de Ron Padgett). Como hacían los vampiros de Only Lovers Left Alive, coleccionistas voraces de exquisitas piezas de arte, el bueno de Doc (Barry Shabaka Henley) colgará tras la barra de su bar todos los recortes de prensa que hagan referencia a la pequeña localidad de Nueva Jersey en la que transcurre la acción, incluida una antigua actuación de Iggy Pop (cantante de los Stooges, el grupo al que Jarmusch acaba de dedicar su documental Gimme Danger).

Ver cómo los versos de Paterson quedan sobreimpresos en pantalla al mismo tiempo que van brotando de la imaginación del conductor es un hermoso recurso que trata de captar en imágenes qué es la inspiración, venga de dónde venga: ya sea de una caja de cerillas o de una niña, también aficionada a la poesía, que espera en un callejón a que la recoja su madre. La belleza, nos dice el director, se encuentra en los pequeños detalles, agazapada en los pliegues de una realidad insípida, "esperando la mano que sabe arrancarla..."


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