sábado, 11 de febrero de 2017

Ídolos (1943)




Director: Florián Rey
España, 1943, 76 minutos

Ídolos (1943) de Florián Rey


Cine dentro del cine: un violinista cíngaro se arranca en una arrebatadora melodía endiabladamente frenética haciendo enfervorizar al distinguido público que ocupa las mesas de una sala de fiestas. Por su aire centroeuropeo, se diría que la escena pertenece a alguna película de Lubitsch o de Öphuls. Máxime cuando la siguiente actuación corre a cargo de una esbelta artista que canta en francés el tema "Amour ! Amour !"...

Pero no: enseguida se desvanecerá el ensueño. Se corta la acción, se apagan los focos y nos encontramos en medio de un rodaje. Un director italiano da instrucciones a sus actores y al resto del personal. Estamos en Francia, en los estudios de La Internacional. Sin duda, otra ilusión más... Porque la película en cuestión es, en realidad, española y su director Florián Rey: una producción Cifesa que responde al título de Ídolos y que narra los amores entre una actriz francesa y un célebre torero. Ella responde al nombre de Clara Bell y él al de Juan Luis Gallardo. Y los actores que los interpretan ya habían trabajado juntos un año antes en Rojo y negro. Se trata, respectivamente, de Conchita Montenegro y de Ismael Merlo.

Clara se hará pasar por Margherite Dubois y él por un cirujano


Empecemos por lo que tiene de excepcional: Ídolos se apartaba de otras cintas de la época por su voluntad declaradamente cosmopolita. Y qué mejor candidata para encarnar el papel de mujer de mundo que la Montenegro, que había trabajado en Hollywood y en Francia (de hecho, fue ella misma quien compuso la letra de "Amour ! Amour !") Ahora bien: no nos pasemos. A la censura franquista parece que le preocupaba de un modo especial este particular, por lo que hasta en dos ocasiones Leblanc (su representante en la ficción, interpretado por Manuel Arbó) recalca al hablar con el productor Paul Raymond (Ramón Martori) la intachable catadura moral de la vedete. Es decir: mundana, sí, pero honrada. Y, encima, contraria a las películas de corte folclórico, pues no sólo declara su rechazo hacia las españoladas, sino que además exigirá visitar el país para documentarse cuando la contraten como protagonista de Sol de España.

Claro que hay algo que no acaba de encajar en la lógica del guion y que nos intriga profundamente. Y es el hecho de ¿por qué, si muchos de los personajes de Ídolos representa que son parisinos, hablan con un perfecto acento de Valladolid y, en cambio, Jeanette, la oronda asistenta a la que da vida la actriz María Brú, hagbla cong egse ajsento tanj franjsés? Aunque, pensándolo bien, tampoco es tan incongruente: ¿o es que Espinete no iba siempre desnudo y, aun así, se ponía bañador para ir a la piscina o el pijama para dormir?


No hay comentarios:

Publicar un comentario