Título original: Retour chez ma mère
Director: Éric Lavaine
Francia, 2016, 97 minutos
Vuelta a casa de mi madre (2016) de Éric Lavaine |
El último éxito de taquilla del cine francés es esta comedia inspirada en la generación bumerán: la de los adultos que, forzados por la precariedad del mercado laboral, se ven obligados a volver a casa de sus padres. En cierta manera, un tema bastante similar ya había sido tratado en Tanguy (2001) de Étienne Chatiliez, sólo que dicho filme abordaba más bien el caso de los hijos que abandonan el hogar paterno muy tarde (o que, directamente, como le sucedía al protagonista, no llegan a marcharse nunca).
Sería exagerado llamar comedia social a Retour chez ma mère, sino que se trata más bien de una película amable que toma como pretexto un fenómeno actual para entretener al espectador a través de una serie de situaciones basadas en el equívoco: por ejemplo, los supuestos síntomas de Alzheimer que muestra la madre (Josiane Balasko). Con el inconveniente de que algunas de dichas agudezas son prácticamente intraducibles, como la confusión que se produce durante la cena familiar entre la marca de precocinados Picard y una receta preparada por la madre a la picarda (es decir, de Picardía, la región situada entre Francia y Bélgica).
Una madre que, por cierto, reúne todos los tópicos habidos y por haber: maniática del orden y de la puntualidad, negada para las nuevas tecnologías, la convivencia con ella no será nada fácil para su hija Stéphanie (Alexandra Lamy), una arquitecta ya cuarentona que, de un día para otro, se verá en la necesidad de ser acogida al quedarse sin empleo. Con el agravante de que ella siempre fue por libre y no se había distinguido en ayudar demasiado ni a sus amigos ni a su difunto padre cuando lo necesitaron... Como le echarán en cara su hermana (Mathilde Seigner) o su "mejor" amiga.
Hay, por otra parte, otro tema de candente actualidad en la película y es el caso de las mujeres que, como la señora Mazerin, reivindican el derecho a rehacer sus vidas tras haber enviudado, aunque ello pueda suscitar el recelo o incluso la oposición de los hijos.
Pero ninguno de estos asuntos es tratado en profundidad, como lo prueba el hecho de que en el desenlace queden flecos sin resolver (¿qué ocurre con el cuñado de Stéphanie?: ¿regresará con Carole?) o que la situación de la protagonista se resuelva en un plis plas mediante una intervención bastante inverosímil de su madre. Aparte de que nos queda la impresión de que el tráiler de la película era más divertido que la propia película, lo cual demuestra que determinadas escenas o chistes pierden fuelle si previamente son utilizados como reclamo en los fragmentos que sirven de avance promocional.
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