viernes, 13 de enero de 2017

Un botín de 500.000 dólares (1974)












Título original: Thunderbolt and Lightfoot
Director: Michael Cimino
EE.UU., 1974, 115 minutos

Un botín de 500.000 dólares (1974)

El debut de Michael Cimino en la dirección es una Road movie de las que ya no se hacen, con esa fuerza que venía directamente de las entrañas (hay que tener redaños para volar la caja fuerte de un banco a cañonazos). En ella, el azar une a Thunderbolt (Clint Eastwood) y Lightfoot (Jeff Bridges) para hacerse con el botín de 500.000 dólares del título español. El primero es perro viejo y ya ha pasado por ello antes. El segundo pagará cara su inexperiencia...

Por muy milimétricamente planeado que estuviese su objetivo, al final se demostrará que siempre hay imponderables que uno no puede controlar. Quizá porque la mayoría de personajes de esta película viven al límite, acuciados por un destino del que no podrán librarse así como así.



De la pareja protagonista se puede decir que parecen salidos de un western, aunque roben coches y vistan vistosas camisas de estampado psicodélico. Les mueven, sin embargo, los mismos intereses que a los cowboys y no dudarán en llegar hasta donde haga falta (incluso vestirse de mujer) para conseguir lo que se proponen.

Un golpe de suerte les devolverá la oportunidad de dar con la recompensa a sus arduos esfuerzos: trasladada de sitio (que no destruida), la escuela tras cuya pizarra se esconde el valioso tesoro aparecerá de improviso, colmando las ilusiones de un par de diablos que creerán, de este modo, haber puesto fin a tantos años de penurias. Pero la fortuna, cambiante como la luna, tiene siempre la última palabra y a uno de ellos empezarán a fallarle las fuerzas justo en ese momento.


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