Director: Ricardo Franco
España, 1994, 87 minutos
Después de tantos años (1994) |
Hace algunas semanas ya tuvimos ocasión de comentar aquí El desencanto, mítico retrato en blanco y negro que el director Jaime Chávarri dedicara a la familia Panero y, de paso, a toda una sociedad en descomposición: corría el año 1976, por lo que, en plena postrimería del tardofranquismo, la figura grisácea del detestable patriarca y poeta provinciano (de "odas y madrigales", que hubiera dicho Valle-Inclán) era fácilmente equiparable con la del finado general que recién acababa de pasar a mejor vida.
Juan Luis Panero (1942-2013) |
Sin embargo, la segunda entrega de aquella decadente estampa familiar llegaba, dos décadas después, a cargo de otro cineasta (el malogrado Ricardo Franco) y en un momento histórico bien distinto: muerta la madre (Felicidad Blanc) en 1990, los vástagos de tan literaria estirpe (apenas igualada, tal vez, y aun de lejos, por la de los Goytisolo) han sobrepasado de largo el declive de sus respectivas existencias, para instalarse en la más estricta decrepitud, arrojando la triste imagen de unos individuos prematuramente avejentados y cuyos rostros demacrados delatan bastante a las claras los excesos del tabaco, el alcohol y la locura.
Leopoldo María Panero (1948-2014) |
Basta elegir al azar cualquier línea del testimonio que aportan los tres hermanos para comprobar hasta qué punto han tocado fondo. Así, por ejemplo, dirá Michi en los primeros compases del documental que "la memoria es lo más cruel que hay en el mundo, ¿no?, y te recuerda permanentemente que es que, realmente, cada día eres más viejo y que cada día estás más cerca de la muerte." Crueles palabras, enseguida ratificadas por los desplomados muros de la heredad familiar en Valderrey, cerca de Astorga.
Michi Panero (1951-2004) |
La relación entre ellos tres, hoy ya fallecidos, dista mucho de ser ni siquiera cordial: Leopoldo María se lamenta de que sus hermanos no lo vayan a visitar al psiquiátrico de Mondragón en el que lleva varios años interno; Michi no cesa de criticar a Juan Luis, quien, a su vez, vive retirado en el Ampurdà sin querer saber nada de los otros dos. Sólo al final, quizá como compensación tras tanto reproche, se produce el reencuentro entre Michi y Leopoldo Mª. Reunión afable, dentro de lo que cabe, aunque tenga lugar, como no podía ser menos, en un cementerio. Y, a pesar de todo, no puede decirse que Después de tantos años sea una película lúgubre: buena "culpa" de ello la tiene la música elegida para acompañar las imágenes, no sólo la banda sonora original de Eva Gancedo, sino, sobre todo, los temas "Shadow Of Time" de Nightnoise y "Greensleeves" de Loreena McKennitt, dos ejemplos representativos de la entonces tan en boga música celta y que hoy pueden sonar un tanto demodés.
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