Título original: Pinocchio
Director: Giulio Antamoro
Italia, 1911, 53 minutos
Piñoncito, aventuras de un títere (1911) |
Tarde de gala en la Filmoteca de Catalunya: en presencia de Gaia Danese (Cónsul General de Italia en Barcelona), Matteo Pavesi, Daniela Aronica, Paola Valentini (coordinadora de la revista anual de cine italiano Quaderni del CSCI) y Esteve Riambau, se ha proyectado la copia restaurada del primer Pinocho cinematográfico, un anárquico filme de aventuras dirigido hace más de cien años por Giulio Antamoro (1877–1945) e interpretado por el versátil funámbulo Polidor. Aunque lo más llamativo de esta sesión especial ha sido, sin duda, el acompañamiento musical a cargo del grupo alicantino de música electrónica Miclono.
A diferencia del Pinocho que todos tenemos en mente (aquella especie de muñeco tirolés diseñado por Walt Disney), la apariencia con la que se quiso revestir al personaje en esta película seguía muy de cerca el trabajo que aquel mismo año había dado a conocer el ilustrador Attilio Mussino.
No puede decirse que el Pinocchio de Antamoro (rebautizado en España con el poco agraciado apelativo de Piñoncito) siga precisamente un hilo conductor claro a la hora de exponer las innumerables aventuras que protagoniza el títere. Muy al contrario, los distintos episodios se suceden sin demasiado orden ni concierto, pese a lo cual (apuntaba Riambau) el conjunto no se resiente, dada la condición de máscara dentro de otra máscara que suponen las extraordinarias dotes burlescas de Polidor, quien ya había alcanzado el éxito previamente con sus seriales sobre el personaje de Tontolini.
De todas formas, lo que se echa en falta en esta versión del cuento de Collodi es la figura de Pepito Grillo, lo que ha llevado a que Matteo Pavesi bromease durante la presentación sobre la conveniencia de que, en la Italia de hoy en día, también sería deseable más estabilidad y menos Grillos (en alusión al líder y cofundador del Movimiento 5 Estrellas, Beppe Grillo). Guiño a la actualidad política que las imágenes de la película parecen corroborar, a su vez, desde la pantalla durante la escena del juicio sumarísimo al que Pinocchio es sometido: en lo alto del estrado puede leerse la célebre divisa "La legge è uguale per tutti", presente en todos los tribunales italianos, salvo que alguien parece haber añadido a mano un interrogante al final de la frase, con lo que se pone en entredicho el sistema judicial de un país que, por aquel entonces, vivía inmerso en plena guerra de Libia.
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