viernes, 25 de mayo de 2018

La mujer que sabía leer (2017)




Título original: Le semeur
Directora: Marine Francen
Francia/Bélgica, 2017, 98 minutos

La mujer que sabía leer (2017) de Marine Francen


He aquí una película que comienza como si de una tragedia griega se tratase (lo que vendría a ser la versión decimonónica de Las troyanas, pongamos por caso) para, acto seguido, continuar al estilo de aquellos viejos mitos de la antigüedad clásica en los que solía intervenir un forastero cuya llegada anunciaba algún hecho portentoso.

Estamos, por tanto, ante un filme de planteamiento profundamente literario, la protagonista del cual confiesa haber leído a Racine, Lamartine y Victor Hugo. Algo insólito en el contexto de la Francia rural en tiempos de Napoleón III, pero no menos inverosímil, si nos paramos a pensar, que aquellos pastores de las églogas de Garcilaso y demás textos de ambientación bucólica del Renacimiento que, por lo educado de su comportamiento y refinadas maneras, más parecían nobles disfrazados que no auténticos cabreros.



Le semeur, primer largometraje de la realizadora francesa Marine Francen, plantea una situación tan atractiva como improbable: un pueblo habitado únicamente por mujeres en el que, de repente, irrumpe un atractivo joven que enseguida será codiciado por todas ellas. Ambiente profundamente femenino al que, por cierto, la cinematografía gala recurre con cierta asiduidad. Conviene recordar, al respecto, títulos como Brodeuses (2004) de Éléonore Faucher o el drama coral La source des femmes (2011) de Radu Mihaileanu, por citar tan sólo un par de ejemplos significativos.

Para la puesta en escena, Francen ha recurrido a la pintura realista del mismo periodo en el que transcurren los hechos, básicamente óleos como Las espigadoras de Millet y demás variaciones sobre el tema. Aunque, volviendo a la credibilidad de la que hablábamos más arriba, sorprende el hecho de que los trajes de estas campesinas estén tan impolutos, lejos del sudoroso naturalismo de los labriegos auténticos de los que antaño se servía el cine italiano de los Pasolini, Rossellini y demás genios del neorrealismo. En ese aspecto, Le semeur, un poco como sucedía en The Beguiled (1971) de Don Siegel (y su reciente remake a cargo de Sofia Coppola), no pretende tanto recrear con precisión milimétrica un entorno campestre, sino que más bien estaríamos ante la ensoñación romántica de una urbanita con tendencia a idealizar los paisajes que filma.


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