viernes, 4 de mayo de 2018

9 dedos (2017)




Título original: 9 doigts 
Director: F.J. Ossang
Francia/Portugal, 2017, 99 minutos

9 dedos (2017) de F.J. Ossang


Cantante punk entre otras muchas cosas, el francés F.J. Ossang fue premiado en el último festival de Locarno como mejor director por esta cinta seudopolicíaca en blanco y negro que puede verse estos días en el Zumzeig de la calle Béjar. Cuyo carácter alternativo y ligeramente francófono no hace falta recordar: allí se programaron, en su día, Bella durmiente (2016) de Adolfo Arrieta o La fille de nulle part (2012) de Jean-Claude Brisseau, por poner sólo un par de ejemplos de filmes alternativos en la línea de 9 doigts.

Que tiene algo del ambiente entre misterioso y surrealista de las películas del húngaro Béla Tarr, pero sin llegar a su metraje kilométrico. Aunque los referentes explícitos de los que se sirve Ossang son mucho más clásicos: ya la primera escena nos remite a El tercer hombre (1949), con una persecución nocturna en la que Magloire (Paul Hamy) deja atrás una estación de tren para adentrarse a través de solitarias calles húmedas hasta dar con sus huesos en un barco rumbo a ninguna parte. En cambio, el líder de la banda de matones que intentan acorralarlo se llama Kurtz, en clara referencia al enigmático coronel que interpretara Marlon Brando en Apocalypse Now (1979).



Anárquica, alocada, frenética, la estructura de 9 dedos hará sin duda las delicias de los amantes del cine de Bruno Dumont, pasado por el tamiz del cine negro e, incluso, del cine mudo, ya que no son pocos los planos en los que se opta por focalizar la atención del espectador cerrando el encuadre sobre un determinado personaje.

A la deriva, claustrofóbico, hermético... El particular universo creado por Ossang ofrece una amplia gama de posibilidades expresivas que vienen a demostrar cómo el cineasta, objeto de una reciente retrospectiva en la Filmoteca Española, bebe lo mismo de Melville que de Godard. En otras palabras: la suya es una propuesta radical que no puede dejar a nadie indiferente.


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