Título original: La ch'tite famille
Director: Dany Boon
Francia, 2018, 107 minutos
Mi familia del norte (2018) de Dany Boon |
El éxito, hace justo una década, de Bienvenidos al Norte (Bienvenue chez les Ch'tis, 2008) sólo es parangonable al acaecido después en España con los apellidos vascos, catalanes y demás secuelas que aún estén por llegar. Concretamente, daría pie a un remake a la italiana (Bienvenidos al sur, Luca Miniero, 2010) y aun se barajó la posibilidad, sin que todavía haya cristalizado en ningún proyecto en concreto, de que Will Smith hiciese lo propio adaptando la historia a la América profunda.
De modo que el actor y director Dany Boon, sabedor del filón que tiene entre manos, vuelve a la carga con La ch'tite famille, cuyo planteamiento consiste en todo lo contrario: enviar a una familia del norte a la capital para ver cómo sus modales provincianos chocan con el proverbial cosmopolitismo parisino. La acción, pues, se traslada esta vez al París sofisticado del diseño y las selectas salas de exposición. A la gran urbe donde, según se desprende del argumento, uno debe despojarse de su acento local si quiere triunfar.
Eso es lo que tuvo que hacer años atrás el afamado diseñador Valentin D. (Boon), quien junto a su esposa y "musa" Constance (Laurence Arné) ha levantado un prestigioso imperio que copa las portadas de las revistas y las ferias del sector a partir de nociones tan vagas y superficiales como "conceptualizar el vacío". Un estilo, en fin, cuyos productos estrella son la estilizada silla de tres patas de la que todo el mundo se cae (excepto sus creadores, claro) y la incómoda mesa monolito a la que sólo es posible sentarse ladeando las piernas a lo "amazona". De todo lo cual se deduce una más que evidente voluntad de ridiculizar la vacuidad de dicho mundo confrontándola con la naturalidad de una familia palurda, sí, pero orgullosa de sus tradiciones y de su peculiar forma de hablar.
¿Supera Mi familia del norte el modelo de partida? Desde luego, si hay que juzgarla por su sentido del humor, está claro que no: Dany Boon, en colaboración con la guionista Sarah Kaminsky, propone una historia insípida y repleta de tópicos (la amnesia del protagonista, la manida contraposición entre provincianos y urbanitas...) en la que es la madre (Line Renaud) la que lleva el peso de la acción; a pesar de algún que otro momento aislado (caso de la irrupción del clan en el Palais de Tokyo, por ejemplo) o de la presencia en el reparto de actores míticos como el legendario Pierre Richard haciendo de padre calamitoso, la impresión general de conjunto es la de un filme anodino sin demasiada gracia, en la que el actor-director ha estado más pendiente de rendir homenaje a sus amigos (cameo de Kad Merad, uno de los protagonistas de Bienvenidos al Norte; dedicatoria final al desaparecido Johnny Hallyday, quien estaba previsto que actuase en la película) que no de hacer reír al público.
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