martes, 29 de mayo de 2018

Praga 68 (1968)




Director: Josep Maria Garcia-Planas
España, 1968, 18 minutos

Praga 68 (1968) de Josep Maria Garcia-Planas


Josep Maria Garcia-Planas fue un industrial del sector textil que, desde finales de la década de los cincuenta, se dedicó a comerciar con los países de la órbita soviética pese a las nulas relaciones diplomáticas entre la España de Franco y los estados del Este europeo. Como decía su hijo, el periodista Plàcid Garcia-Planas, esta tarde en la sala Laya de la Filmoteca de Catalunya, las fisuras en el Telón de Acero eran más de las que cabría suponer y, así las cosas, desde 1959 el empresario pudo viajar al otro lado para vender los productos de su fábrica de Sabadell. Y siempre acompañado de una cámara tomavistas. 

En agosto de 1968, García-Planas se encuentra en Praga. Lo que le va a permitir ser testigo excepcional de la invasión de los tanques del Pacto de Varsovia. Sobre todo porque las imágenes que captará son las únicas que existen en color de unos hechos de tal magnitud. Durante cincuenta años, la grabación amenizó, junto con muchas otras, las veladas familiares de los Garcia-Planas (de hecho, hasta hoy sólo se había mostrado una vez en público). Hasta que, conscientes de la trascendencia histórica del material, los herederos del empresario decidieron poner la filmación en manos de las autoridades checas.



Desmintiendo las palabras de Václav Havel que Octavi Martí recordaba al inicio del acto (aquello de que el Mayo francés había sido una explosión de lirismo revolucionario por parte de los jóvenes universitarios, mientras que la Primavera de Praga no pasó de protesta de la gente mayor contra el régimen comunista surgido tras la II Guerra Mundial), las imágenes de Praga 68 muestran las calles de una vieja capital europea literalmente tomadas por la juventud. Los manifestantes rodean los tanques y hasta logran encaramarse sobre alguno de ellos a pesar del evidente peligro al que se exponen (Plàcid Garcia-Planas ha mostrado a los asistentes los primeros casquillos de bala que se dispararon medio siglo atrás).

Sonorizadas con música orquestal y la voz en off de un locutor que reproduce el testimonio en primera persona del autor de la película, las imágenes dejan constancia de algunas de las proclamas que se profirieron contra los invasores, desde esvásticas hasta alusiones a la guerra de Vietnam o al Pacto de Múnich de 1938, lo cual proporciona una instantánea bastante precisa de unos hechos que la colectividad vinculaba, ya entonces, tanto con su presente como con la repetición cíclica de la Historia.


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