jueves, 17 de noviembre de 2016

La mort de Louis XIV (2016)










Director: Albert Serra
España/Francia/Portugal, 2016, 115 minutos



Colas interminables, varios medios de comunicación acreditados, presentación a cargo del conseller Santi Vila, presencia entre el respetable del President Puigdemont... La Filmoteca de Catalunya ha acogido esta tarde el preestreno de La mort de Louis XIV, la última película de Albert Serra. Huelga, pues, justificar el porqué de tanta expectación. Máxime si el plato fuerte del evento no es ninguno de los arriba mencionados sino el mismísimo Jean-Pierre Léaud, actor fetiche de la Nouvelle vague (principalmente de Truffaut y Godard).

Un pizpireto joven de setenta y dos años que ha hecho poner en pie a la concurrencia entre vítores y aplausos, regalándoles meditaciones como: "Me he entregado a este personaje con el mismo entusiasmo de cuando rodé Los cuatrocientos golpes, pero con la experiencia de la setentena". Algo de lo que podemos dar fe después de haberle visto encarnar al moribundo Rey Sol: son los últimos estertores de un hombre que agoniza, pero que aún conserva el gusto por las veleidades de la corte.

Los detractores del cine de Albert Serra (quien, por cierto, ha ejercido las labores de traductor de Léaud durante la presentación) dirán que se trata de una película lenta, quizá olvidando que no hay películas lentas sino espectadores acelerados. En ese sentido, La mort de Louis XIV ha sido dotada del ritmo necesario, el que tenía la vida en palacio durante el Antiguo Régimen, la justa cadencia que se requiere para mostrar un mundo que desaparece.

No nos importa afirmar que estamos ante una obra maestra de grandes proporciones, equiparable en estilo y en espíritu a La prise de pouvoir par Louis XIV de Roberto Rossellini (1966), sólo que en su reverso crepuscular, cuando al monarca ya no le queda más remedio que rendirse a la evidencia de su transitoriedad. 

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