miércoles, 16 de noviembre de 2016

La aldea maldita (1942)




Director: Florián Rey
España, 1942, 62 minutos

“Más vale ser amo pobre que criado rico”



La aldea maldita, "poema cinematográfico" de inspiración calderoniana con "motivo y realización de Florián Rey" y dividido en cuatro capítulos debidamente introducidos por rótulos de letra gótica (además de los créditos de escayola que quieren semejar distinguidas lápidas cinceladas), fue la versión sonora que el director hizo del argumento ya llevado a la gran pantalla por él mismo en 1930. Sólo que doce años después, los cambios que se introducen son notables y en paralelo a los producidos en el seno de la sociedad española.

De entrada, la pareja Florencia Bécquer (Acacia) / Julio Rey de las Heras (Juan) releva a la formada por Carmen Viance y Pedro Larrañaga en el filme mudo. Pero si en el período silente Juan iba a parar a la cárcel por rebelarse contra el cacique local, en este caso es ella la descarriada, al negarse a emigrar a la ciudad con el resto de vecinos. Situación que se agravará aún más, si cabe, cuando tres años después la encuentre su casto marido alternando en una taberna.

Pero aparte del giro conservador, y de los arcaizantes trajes regionales que lucen ahora los personajes (en oposición a la sencillez indumentaria del año 30), merece la pena destacar determinados aspectos de esta nueva versión, a menudo denostada entre nosotros, más por desconocimiento y prejuicios pueriles de quienes hablan de oídas que no por otro motivo: a tal efecto, convendría recordar el considerable éxito del que gozó la película en Francia.

El momento del éxodo, por ejemplo, con su larga procesión de carromatos tirados por bueyes, es de una fuerza visual admirable. Y, lo que son las cosas: no sólo salta a la vista la influencia del cine soviético en el tratamiento de las imágenes, sino que en la partitura que las acompaña resulta fácil reconocer temas de Prokofiev y hasta del Mussorgsky de Cuadros de una exposición. Pero lo más impactante es que dicha secuencia parece calcada del similar desfile de retirada que, salvando las distancias, llevan a cabo las tropas republicanas en Sierra de Teruel (L'espoir) de André Malraux, estrenada en el 45 pero rodada entre 1938-1939. Lo cual demuestra hasta qué punto se atraen los polos opuestos...



Con todo, la versión del 42 de La aldea maldita acabará derivando en su desenlace hacia posturas cuasi místicas, con Acacia convertida en penitente de sí misma y arrepentida Magdalena a quien Juan lavará los pies en señal de perdón, mientras suenan de fondo campanas y una melodía que podría pertenecer a la Obertura 1812 de Chaikovski.

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