Título original: La ville Louvre (1990)
Director: Nicolas Philibert
Francia, 1990, 84 minutos
La ciudad Louvre (1990) de Nicolas Philibert |
Nicolas Philibert ha visitado esta tarde la sede de la Filmoteca de Catalunya en el Raval de Barcelona. Un cineasta que, tras el éxito popular cosechado por su célebre Être et avoir (sobre el maestro rural Georges López y sus alumnos de la pequeña localidad de Saint-Etienne-sur-Usson, en el Puy-de-Dôme) tal vez haya visto eclipsado el resto de una producción igualmente sobresaliente.
Es el caso, sin ir más lejos, de La ville Louvre, filme rodado por el documentalista francés (Nancy, 1951) con ocasión de una de las reformas más importantes que se han llevado a cabo en el museo parisino (cuyo cambio más visible fue la pirámide de cristal) y que indagaba en sus interioridades. El proyecto, sin embargo, tuvo una curiosa génesis que el propio Philibert se ha encargado de narrar a los asistentes.
El hombre de la cámara: Nicolas Philibert |
En un principio, se trataba de un simple reportaje televisivo para France 2. Pero, al comprobar el potencial que escondían las paredes de tan insigne pinacoteca, no dudó en colarse tras los operarios que ultimaban la nueva distribución de los lienzos. A fin de cuentas, él y su equipo bien podían confundirse con parte del personal que trabajaba en el interior de las salas. Se quedarían allí cinco meses...
El resultado final fue un trabajo que, sin ser una película sobre el arte ni perseguir ninguna finalidad pedagógica, ha influido en producciones posteriores, siendo tal vez el caso más evidente el de National Gallery (2014) de Frederick Wiseman, quien, al mismo tiempo, había ejercido una enorme influencia sobre el propio Philibert. Sea como fuere, lo llamativo de La ville Louvre es cómo un museo sin público, al margen de los secretos que encierre, puede actuar de protagonista, estableciendo un diálogo con el espectador pero sin que las obras que alberga sean filmadas por su valor artístico sino simplemente como meros objetos.
El resultado final fue un trabajo que, sin ser una película sobre el arte ni perseguir ninguna finalidad pedagógica, ha influido en producciones posteriores, siendo tal vez el caso más evidente el de National Gallery (2014) de Frederick Wiseman, quien, al mismo tiempo, había ejercido una enorme influencia sobre el propio Philibert. Sea como fuere, lo llamativo de La ville Louvre es cómo un museo sin público, al margen de los secretos que encierre, puede actuar de protagonista, estableciendo un diálogo con el espectador pero sin que las obras que alberga sean filmadas por su valor artístico sino simplemente como meros objetos.
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