lunes, 7 de noviembre de 2016

¡Gracias, jefe! (2016)











Título original: Merci, patron !
Director: François Ruffin
Francia/Bélgica, 2016, 84 minutos

¡Gracias, jefe! (2016)

¿Qué pasaría si mezclásemos Los espigadores y la espigadora de Agnès Varda con los panfletos de Michael Moore? Pues que probablemente el resultado se asemejaría bastante a Merci, patron !, documental denuncia a cargo del periodista François Ruffin, uno de los responsables de la revista satírica Fakir.

En la línea de Roger & Me (1989), en la que Moore atosigaba al director de la General Motors, Ruffin pretende hacer lo propio contra el magnate Bernard Arnault, propietario, entre otros emporios, del conglomerado LVMH. Y, a tal efecto, se pone en contacto con un matrimonio de la región de Picardía (los Klur) que sufrió en carne propia su agresiva política neoliberal en forma de despido. La idea es ingeniárselas para, mediante un hábil subterfugio, engañar a Arnault y sus esbirros y así devolver a sus víctimas no solo su dinero sino además un empleo indefinido.

François Ruffin

Como se verá, Ruffin ha pretendido hacerse pasar por un Robin Hood moderno o, como reza el subtítulo del filme, poner en práctica "La estafa en versión lucha de clases". Pero, en lugar de eso, lo que nos ofrece es un producto convencional, plagado de lugares comunes y pretendidamente engagé. Recursos como la cámara oculta a la hora de entrevistarse con uno de los secuaces de Arnault o el irrumpir en plan alborotador en mitad de la asamblea general de accionistas nos suena excesivamente a déjà vu, mientras que el sentido del humor (que es lo que podría salvar a un filme de estas características) brilla por su ausencia, por más que lo intente. Ya lo decía el profesor Manuel Aznar hace más de veinte años en sus clases de teatro en la Autónoma: "Aunque pintes un sainete de rojo, seguirá siendo un sainete..."

Que nadie se llame a engaño: acciones como las protagonizadas por Ruffin son con toda seguridad tan necesarias como loables. Otro cantar es si como cineasta en ciernes ha sabido sacarle el máximo partido a un lenguaje en el que este tipo de planteamientos están a estas alturas más que superados. Ahora, eso sí: por lo menos el título que ha escogido para su proyecto nos ha permitido rescatar del olvido una canción que Les Charlots compusieron en 1971 y que mantiene intacta toda su vigencia irreverente y gamberra.


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