martes, 2 de julio de 2019

Yanqui Dandy (1942)




Título original: Yankee Doodle Dandy
Director: Michael Curtiz
EE.UU., 1942, 126 minutos

Yanqui Dandy (1942) de Michael Curtiz


Hemos visto tantas veces a James Cagney haciendo de gánster que no deja de ser sorprendente el hecho de que recibiese su único Óscar por una comedia musical, en concreto el biopic dedicado a ensalzar la figura de George M. Cohan (1878–1942), quien pasa por ser el padre de dicho género en Estados Unidos. Pero así son las cosas y, al margen de que el actor padeciese un encasillamiento que lo acompañaría de por vida, lo cierto es que las habilidades de Cagney como bailarín fueron notabilísimas.

No en vano, el intérprete había comenzado su carrera como artista de vodevil, por lo que un papel de tales características, en el que tenía que cantar y bailar, le venía como anillo al dedo. De hecho, era el mismísimo Fred Astaire quien, en un principio, tenía que haber protagonizado este retrato un tanto edulcorado del compositor y hombre de teatro que contribuyó con sus canciones a exaltar el fervor patriótico en tiempos de guerra.



Porque hay que tener en cuenta que, independientemente de los diálogos trepidantes y los números de claqué de la familia Cohan, Yankee Doodle Dandy fue, por encima de todo, un filme de propaganda bélica. Rodada justo antes de Casablanca, el director Michael Curtiz ofrecía con esta película un firme alegato en pro de los valores americanos mostrando la vida de un hombre hecho a sí mismo, merecedor de la Medalla de Oro del Congreso y que detalla los pormenores de su trayectoria en un largo flashback que tiene lugar en el Despacho Oval de la Casa Blanca, adonde es recibido por el Presidente.

Claro que lo cortés no quita lo valiente y no son pocos los momentos en los que el rigor histórico se sacrifica en aras de la intensidad dramática. De la interminable lista de inexactitudes consignadas en IMDb, baste citar una a modo de ejemplo: la escena en la que Cohan, sobreponiéndose al fracaso estrepitoso de público y crítica cosechado por su obra teatral Popularity, se entera a través de la prensa (y de la inquietud imperante en las calles), del hundimiento del Lusitania y de que el país ha entrado en guerra. En realidad, la cronología de los hechos (1906, 1915 y 1917, respectivamente) desmiente que tales acontecimientos se sucedieran con semejante premura. Pero ya se sabe lo que ocurre: "That's Entertainment!" y la lógica de la pantalla, obligada a entretener, no tiene la culpa de que en la vida real las cosas sucedan a otro ritmo.


2 comentarios:

  1. Que tal Juan!
    Ademas de tu estupenda reseña me gusta especialmente como cierras el texto. Efectivamente, en ocasiones debemos pasar por alto esa falta de rigor y pensar que se trata de eso, una pelicula concebida para entretener, sobre todo en aquel contexto historico.
    A mi la peli y sus numeros musicales me gustan mucho.
    Saludos!

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    1. Aparte de que el personaje central nació un 4 de julio, por lo que la peli no podía ser más oportuna.

      Gracias por tu comentario, Fran, y hasta pronto.

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