Título original: Premières vacances
Director: Patrick Cassir
Francia, 2018, 102 minutos
Primeras vacaciones (2018) de Patrick Cassir |
De un tiempo a esta parte se está poniendo de moda en el cine francés un tipo de comedia ligeramente gamberra y, hasta cierto punto, políticamente incorrecta. Si la semana pasada comentábamos el caso de Les crevettes pailletées (Maxime Govare/Cédric Le Gallo), hoy es el turno de Premières vacances, debut en la dirección de Patrick Cassir y para la que ha contado con la participación de su esposa en la vida real: la actriz Camille Chamoux.
El argumento, tal y como explicita el cartel de la película, gira en torno a la prueba decisiva para toda pareja: las primeras vacaciones juntos. Que, en el caso de Ben (Jonathan Cohen) y Marion (Chamoux), deberán superar el doble agravante de que se acaban de conocer vía Tinder y que sus respectivos caracteres difieren el uno del otro como la noche y el día. De por qué terminan en Bulgaria y cómo les va por allí preferimos no desvelar gran cosa.
Baste decir que ella es la típica aventurera, mujer independiente y con un punto de artista; todo lo contrario que él: tiquismiquis, previsor, comodón y hasta un poco inmaduro (de hecho, su hermano mayor y su madre no paran de organizarle la vida). ¿Cómo pueden haber acabado juntas dos personas tan distintas? Casi con todo seguridad —y es probable que ni ellos mismos sean conscientes del motivo— porque se complementan.
Además de una poco convencional historia de amor, Premières vacances intenta ir mucho más allá al hacernos entender que nadie está en posesión de la verdad absoluta; que, por encima de estereotipos e ideas preconcebidas, solamente quienes estén dispuestos a ceder, aunque sólo sea un ápice, en sus más profundas convicciones podrán disfrutar de una vida conyugal sana. A fin de cuentas, ni lo auténtico es tan genuino como cree Marion ni el confort pequeñoburgués que tanto adora Ben puede ser la clave de la felicidad.
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