viernes, 12 de julio de 2019

El aficionado (1979)

















Título original: Amator
Director: Krzysztof Kieślowski
Polonia, 1979, 112 minutos

El aficionado (1979) de Krzysztof Kieślowski

¿Por qué comienza Amator con una breve secuencia en la que un halcón apresa una gallina a la que, acto seguido, comienza a desplumar? Tal vez sea una forma, como otra cualquiera, de mostrar que la naturaleza no se rige por la justicia sino por la ley del más fuerte. En todo caso, L'enfer (2005), dirigida por Danis Tanovic a partir de un guion del propio Kieślowski, también incluía una escena similar en su inicio. De lo que cabe inferir que el cineasta polaco tenía una visión más bien pesimista de la realidad.

Filip (Jerzy Stuhr) es el típico baldragas: hombre insustancial, simple y de poco carácter. Obrero en una fábrica de ladrillos, su mujer acaba de dar a luz una niña, primer vástago del matrimonio, motivo por el que el joven adquiere una cámara con la que planea filmar en 16 milímetros a su hija conforme ésta vaya creciendo. Se trata de una Quartz-2 de fabricación soviética que, según confiesa a unos amigos, le ha costado el salario de dos meses (ironías del destino: ese mismo modelo, de 1960, se puede adquirir hoy día en ebay por apenas cuarenta y cinco dólares...).



Hasta aquí todo sería normal, si no fuera porque la noticia llega a oídos de los superiores de Filip, quienes le encargan que deje constancia, con semejante artilugio, de las principales celebraciones que tengan lugar en la factoría. Y así es como, poco a poco, el que fuera obediente operario se acaba convirtiendo en cineasta amateur, tan obsesionado con su nueva afición que no es capaz de prever las fatales consecuencias que ello puede acarrear en el seno de un régimen socialista.

De entrada, es su vida familiar la que se resiente de inmediato, puesto que la esposa, harta de que Filip esté más pendiente de captar con su objetivo la sociedad que le rodea que no de ella misma y de la niña, abandona el domicilio conyugal. Pero es que sus jefes, por otra parte, se van a aprovechar de la posición jerárquica que ocupan para "sugerir" qué enfoque y hasta qué contenidos son los más idóneos para sus películas... Como ya hiciera en Personel (1975), Kieślowski se vale de un microcosmos para retratar, en clave de comedia negra, la censura ejercida por el Estado a la hora de controlar la actividad de los artistas.


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