sábado, 6 de julio de 2019

Don Quijote cabalga de nuevo (1973)

















Director: Roberto Gavaldón
España/Méjico, 1973, 130 minutos

Don Quijote cabalga de nuevo (1973)
de Roberto Gavaldón

-Aún la cola falta por desollar -dijo Sancho-. Lo de hasta aquí son tortas y pan pintado; mas si vuestra merced quiere saber todo lo que hay acerca de las caloñas que le ponen, yo le traeré aquí luego al momento quien se las diga todas, sin que les falte una meaja; que anoche llegó el hijo de Bartolomé Carrasco, que viene de estudiar de Salamanca, hecho bachiller, y, yéndole yo a dar la bienvenida, me dijo que andaba ya en libros la historia de vuestra merced, con nombre del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha; y dice que me mientan a mí en ella con mi mesmo nombre de Sancho Panza, y a la señora Dulcinea del Toboso, con otras cosas que pasamos nosotros a solas, que me hice cruces de espantado cómo las pudo saber el historiador que las escribió.
-Yo te aseguro, Sancho -dijo don Quijote-, que debe de ser algún sabio encantador el autor de nuestra historia; que a los tales no se les encubre nada de lo que quieren escribir.

Miguel de Cervantes Saavedra
Segunda parte del ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha (1615)
Capítulo II

Más que una adaptación de la obra de Cervantes, Don Quijote cabalga de nuevo fue un producto fabricado a medida para el lucimiento de Mario Moreno, "Cantinflas". Tanto es así que el mismísimo hidalgo, interpretado por Fernando Fernán Gómez, quedaba reducido a mera comparsa al servicio de las habituales humoradas del cómico mejicano. Es, por así decirlo, un Quijote correcto, pero al mismo tiempo desdibujado, como si le faltara brío.

Tampoco se puede decir que el guion de Carlos Blanco fuese precisamente un portento en lo que a ritmo narrativo se refiere, quizá debido, en buena medida, a un metraje innecesariamente largo. En cualquier caso, uno de los puntos fuertes de la película es la dirección artística del siempre magnífico Gil Parrondo, quien recrea, a partir de localizaciones castellanas, un genuino ambiente quijotesco.



Y aunque en su línea habitual de candidez, el personaje de Cantinflas deja ir alguna que otra réplica impagable. Como cuando, a punto de convertirse en gobernador de la ínsula Barataria, promete que abolirá la pena de muerte, "porque la muerte no merece la pena". Simpático retruécano que pone de manifiesto hasta qué punto Cantinflas no hace tanto de Sancho Panza, sino de sí mismo.

Por último, de entre la amplísima nómina de secundarios que integraron el reparto destacan los nombres de María Fernanda D'Ocon (en el papel de una Aldonza Lorenzo que, poco a poco, se va creyendo ella misma que también es Dulcinea), Paca Gabaldón (entonces Mary Francis) como Altisidora, Ricardo Merino (Sansón Carrasco) o Emilio Laguna y Laly Soldevila haciendo de Duques. María Luisa Ponte apenas tiene relevancia en su rol de ama y les pasa un poco lo mismo a Valeriano Andrés como Barbero y, sobre todo, a Javier Escrivá: un Cervantes más bien antipático, ayudante del juez (José Orjas), y desprovisto de personalidad. Lo cual resulta comprensible si, como ya se ha dicho, se tiene en cuenta que el único que debía brillar con luz propia era Cantinflas.


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