sábado, 13 de junio de 2015

London river (2009)




Director: Rachid Bouchareb
Reino Unido/Francia/Argelia, 2009, 88 minutos

London river (2009)


Jueves 7 de julio de 2005: en plena hora punta, cuatro detonaciones paralizan el transporte público de Londres. A las 8:50 de la mañana, estallan tres artefactos en vagones del metro con apenas cincuenta segundos de intervalo entre ellos. Una cuarta bomba explota en un autobús a las 9:47 en la Plaza Tavistock. En dichos atentados fallecieron cincuenta y seis personas, incluidos los cuatro terroristas, y otras setecientas resultaron heridas. La organización terrorista al-Qaeda asumió la autoría.

Con el telón de fondo de estos hechos, London river plantea la historia de Elisabeth (Brenda Blethyn), una viuda que vive sola en su granja de la isla de Guernsey (en el canal de la Mancha), y que decidirá marcharse inmediatamente a Londres cuando se entere de los ataques a través de la televisión, ya que su hija Jane vive en la capital británica y no le devuelve las llamadas. Mientras tanto, Ousmane (Sotigui Kouyaté), un inmigrante musulmán de raza negra residente en Francia desde hace quince años (donde trabaja como guarda forestal), también ha llegado a Londres en busca de su hijo Alí, al que no ha visto desde que el chico tenía seis años. En principio, nada parece unir a Elisabeth y a Ousmane: el trágico destino de sus hijos se encargará de hacerlo...



Por su condición de hijo de inmigrantes, el director francés Rachid Bouchareb (París, 1959) ha tratado a menudo el tema en sus películas: Little Senegal (2001), Days of Glory (2006), Fuera de la ley (2010)... En el caso de London river, los personajes (sobre todo Elisabeth) deberán superar sus prejuicios iniciales para sobreponerse al dolor. Así, a la desconfianza que, en un principio, le suscita Ousmane, seguirá la sorpresa de descubrir que Jane vivía con Alí o que estaba estudiando árabe. No hay mal que por bien no venga: a pesar de la fatalidad, los padres van a tener ocasión de enriquecerse mutuamente con sus diferencias culturales como ya lo habían hecho previamente sus hijos. Si queremos vivir en un mundo en paz, parece decirnos la película, no queda más remedio que aceptar al otro.

Brenda Blethyn y Sotigui Kouyaté

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