martes, 16 de junio de 2015

Confidential Report (1955)




Título alternativo: Mister Arkadin
Director: Orson Welles
Francia/España/Suiza, 1955, 95 minutos




A certain great and powerful King once asked a poet: “What can I give you of all that I have?” 
He wisely replied: “Anything, Sir… except your secret”.

El caso de Confidential Report (título del montaje o montajes que circularon internacionalmente de Mister Arkadin) es paradigmático de la carrera de Orson Welles. Rodada a salto de mata y con escasos medios entre España (Barcelona, la Costa Brava, Segovia, Valladolid, Madrid...), Munich, París o Cannes, la película es un inmenso y genial rompecabezas de ritmo frenético, voluntariamente desconcertante.

Como inaudito es su personaje protagonista, Gregory Arkadin, un magnate de dudosa reputación que, desconociendo su propio pasado, encarga al detective Guy Van Stratten que investigue cuál fue su trayectoria antes de 1927 para, una vez esclarecida, borrarlo todo... incluido Van Stratten. Para ello,  el investigador se verá obligado a recorrer medio mundo: España, Dinamarca, Alemania, Marruecos, Méjico, Francia...

Los paralelismos con Ciudadano Kane son llamativos: un hombre hecho a sí mismo que, a pesar de haber forjado una fortuna, siente la necesidad de hurgar en vivencias remotas en busca de la inocencia que fue perdiendo a lo largo del camino. No obstante, conforme avance la trama se nos irá haciendo cada vez más evidente que dichas pesquisas no son más que puro Macguffin, dado que a Welles parece traerle sin cuidado la verosimilitud de la historia que cuenta. Para él lo verdaderamente relevante es cómo la explica: el puro desenfreno de pasar, venga o no a cuento, de una escena a otra, de un espacio al siguiente, embrollando cada vez más la intriga y, de paso, confundiendo al espectador. En ese sentido, la película tiene un cierto toque esperpéntico, acentuado por la caricaturesca caracterización de Orson Welles, con su indisimulada prótesis nasal, así como por la vertiginosa música cíngara de los primeros minutos (recurso, dicho sea de paso, que también explota Wes Anderson en la reciente y oscarizada El gran hotel Budapest).



Habría asimismo una conexión con El tercer hombre, toda vez que la historia tuvo su origen en un serial radiofónico titulado Las vidas de Harry Lime, pese a que, al parecer, Welles se inspirara también en un personaje real: el traficante de armas Basil Zaharoff.

Confidential Report es, por consiguiente, una de esas películas que requieren ser vistas más de una vez, no tanto para entenderlas (porque, si bien se mira, no tienen un sentido preciso) sino para disfrutar de todo el despliegue de sus planos contrapicados, angulaciones enfáticas y flash-backs. Igualmente entretenido es analizar las diferencias entre las diversas versiones (Welles no controló el montaje de ninguna de ellas). El caso más llamativo es el de las actrices Suzanne Flon y Katina Paxinou, por ejemplo, que fueron sustituidas en la versión española por Amparo Rivelles e Irene López Heredia, respectivamente. También hay planos cambiados de lugar (o directamente suprimidos, como los que indican que el avión del protagonista se estrella, algo que apenas se intuye en la versión internacional y de lo que no cabe duda en la española).

Finalmente, son dignos de ser destacados momentos estelares (como la anécdota que explica Arkadin sobre la rana y el escorpión o aquella otra del cementerio en cuyas lápidas constaba cuánto habían durado las amistades de los difuntos o incluso el carnaval goyesco o la procesión de semana santa en Segovia frente al alcázar, el acueducto y lo que le echen...) o secundarios de la altura de Akim Tamiroff (Jakob Zouk: alfa y omega del argumento), Mischa Auer y su circo de pulgas, Michael Redgrave o Paola Mori (tercera esposa de Welles e hija de Arkadin en la película).

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