jueves, 4 de junio de 2015

El cuarto mandamiento (1942)




Título original: The Magnificent Ambersons
Director: Orson Welles
EE.UU., 1942, 88 minutos

Cartel promocional de El cuarto mandamiento (1942)


Según Joseph McBride: la película más maldita de la historia del cine. En principio, la versión de Welles estaba previsto que durase unos 130 minutos, que la RKO mutiló en ausencia de su director (se hallaba en Brasil, por mandato gubernamental, rodando It's all true). Basado en la novela de Booth Tarkington (1869–1946), estaba llamado a ser un proyecto muy personal para Orson Welles, ya que él procedía de una familia aristocrática venida a menos como los Ambersons y cuya casa en Kenosha (Wisconsin) era similar a la recreada en la película. De hecho, Eugene Morgan (el personaje interpretado por Joseph Cotten) se parece mucho al padre de Welles, quien, por otra parte, había conocido personalmente al autor de la novela. Una historia que tiene, por eso, bastante del decadentismo de los relatos de Anton Chejov.

En las encuestas que se solían llevar a cabo en los pases previos con los que los estudios de Hollywood intentaban medir si la película gustaría, parece ser que El cuarto mandamiento no salió muy bien parada (si bien hubo tres personas que la valoraron enormemente, todo hay que decirlo). Aunque la mayor parte del público estaba formado por adolescentes, eso también es cierto: de hecho, muchos de ellos se reían cada vez que aparecía en pantalla Fanny Minafer, el personaje de la tía solterona interpretado por Agnes Moorehead, lo cual indica que no advirtieron ni su vertiente trágica ni su hondo patetismo.

Sea como fuere, una película que hablaba de polución, planificación urbanística, el carácter nocivo de los coches... se vio como algo subversivo cuando el resto del país estaba fabricando aviones, tanques, o jeeps para afrontar con garantías la guerra mundial que justo entonces comenzaba.

Tras la proyección, McBride ha incluido una reconstrucción del final que supuestamente había ideado Welles creada por Roger Ryan a partir de fotografías del rodaje a las que se ha añadido la voz en off de unos actores leyendo el guion. El plano final debía mostrar una panorámica de América como un gran infierno en el que ha acabado triunfando la máquina por encima del ser humano.

Detalle del interior de la casa
Welles se crió en un ambiente similar al de los Ambersons
Welles apunta, McBride dispara

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