Director: Hilari M. Pellicé
España, 2015, 93 minutos
Pasolini a Barcelona (2015) de Hilari M. Pellicé |
Lleno absoluto en la Filmoteca de Catalunya para asistir al estreno del documental Pasolini a Barcelona, del director Hilari M. Pellicé (miembro del Proyecto Pasolini Barcelona). Se trata de un filme rodado por el PPB con escasos medios, al margen de cualquier tipo de subvención oficial, y que pretende ahondar en los vínculos existentes entre Pier Paolo Pasolini y la ciudad condal.
Se tiene constancia de que el poeta y cineasta visitó Barcelona en, al menos, tres ocasiones, siendo la primera en 1965 y la última el mismo año de su muerte, de la que, por cierto, se cumplen hoy cuarenta años. Algunas de las personas que lo trataron, como Arnau Olivar, Enrique Irazoqui (protagonista de El evangelio según Mateo) o Ton Carandell (la viuda del también poeta José Agustín Goytisolo), aportan su testimonio en este intento de reconstruir cómo fue su relación con la ciudad que ahora le rinde homenaje.
De izquierda a derecha: Salvador Clotas, Pasolini y J. A. Goytisolo |
Otros, como Romà Gubern, hacen hincapié en lo poco simpático que en ocasiones podía resultar el carácter de Pasolini, quien, a raíz de las protestas universitarias de mayo del 68, apoyó a los policías antidisturbios (en realidad, proletarios alienados) frente a los estudiantes aburguesados.
Asunción (Ton) Carandell: viuda de José Agustín Goytisolo y cuya casa (en la fotografía) visitó Pasolini |
Entre las muchas anécdotas contenidas en el documental, destaca por ejemplo el "marco incomparable" (nunca mejor dicho) en el que tuvo lugar el primer acto público que contó con la presencia del italiano en nuestra ciudad: nada menos que la sala de disecciones del Hospital Clínico de Barcelona, en un ambiente que, según algunos de los asistentes (entre ellos el propio Romà Gubern), apestaba a formol.
Tertulia en casa de los Goytisolo. De izquierda a derecha: Pasolini, J. A. Goytisolo, Josep M. Llaví y su entonces esposa, Enrique Irazoqui y Miquel Porter i Moix |
O, también, la singular entrevista que diez años más tarde mantendría con Salvador Dalí y Alejandro Jodorowsky en el restaurante Atalaya de la Diagonal. Se trataba de convencer al pintor de que realizara el cartel para Saló o los 120 días de Sodoma, a lo que el ampurdanés, en su línea habitual de histrionismo, respondió con unas desorbitadas pretensiones económicas del todo inabordables para el director.
Menos conocidos, en cambio, son algunos textos de Pasolini que quedaron inéditos y que tenían a Barcelona como escenario. Tal es el caso de la obra de teatro Calderón, recreación de La vida es sueño en la que el protagonismo pasa de Segismundo a una Rosaura que ejerce la prostitución en Can Tunis, y el guion cinematográfico San Pablo, que nunca llegaría a filmarse.
Pasolini a Barcelona demuestra, por tanto, el interés que el friulano experimentó no sólo por la capital, sino especialmente por la lengua catalana y su literatura, así como por los barrios más proletarios de una ciudad que sintió como suya desde el primer momento.
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