lunes, 2 de noviembre de 2015

La calle sin sol (1948)




Director: Rafael Gil
España, 1948, 95 minutos

Lo que son las cosas: el viernes hablábamos de Günter Schabowski al comentar Calle Bornholmer y dos días después nos llega la noticia de su muerte. En fin: coincidencias del destino...



No sabemos si será otra casualidad, pero la película que hoy comentamos también contiene la palabra calle. Se trata de La calle sin sol de Rafael Gil, rodada en 1948 en Barcelona y ambientada en lo que entonces se llamaba el Barrio Chino y hoy en día es conocido como el Raval.

El planteamiento inicial, ayudándose de imágenes filmadas en las Ramblas con cámara oculta, recuerda un poco al Neorealismo italiano y, sobre todo, a algunos films del Realismo poético francés rodados precisamente en Barcelona antes de la guerra, como La bandera de Julien Duvivier (1935). En la redacción del guion de La calle sin sol, sin embargo, colaboró el dramaturgo Miguel Mihura quien, junto a Rafael Gil, concibió un drama de ligeros tintes sociales.



Maurice (Antonio Vilar) es un joven francés que, siendo expulsado del barco con destino a Brasil en el que viaja como polizón, llega (en compañía de su fiel perro) al Barrio Chino, donde se enamorará de Pilar, la sobrina del dueño de la pensión en la que se hospeda, interpretada por Amparito Rivelles. Al principio se comunicará con ella mediante graciosos dibujos (debidos, en realidad, a la pluma de José Caballero). Más adelante, en cambio, acabará aprendiendo el castellano con la ayuda de una gramática que estudia ávidamente en la soledad de su habitación.

La calle sin sol a la que alude el título, por cierto, sería sin embargo recreada en los estudios Ciudad Lineal de Madrid. Y se la llama sin sol no sólo por su escasa iluminación sino sobre todo por la mísera perspectiva de los destinos de aquellos que allí se dan cita.

De izquierda a derecha: Amparo Rivelles, José Nieto y Mary Delgado.
Pilar, Luis y la ciega Elvira aprovechan para tomar el poco sol de su calle


A pesar de que no queda claro de qué turbio pasado huye Mauricio (con alusión velada a su participación en la guerra civil española incluida...), el muchacho se verá envuelto además en un crimen como principal sospechoso.

Entre los secundarios del filme hay que destacar la presencia de algunos de los habituales del cine español de la época: Manolo Morán, José Prada como inspector, Alberto Romea o Julia Caba Alba.


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