Director: Pere Alberó
España, 2003, 90 minutos
Continúan las proyecciones del ciclo Pasoliniana que organizan conjuntamente la Filmoteca de Catalunya y el Proyecto Pasolini Barcelona. En el marco de dicha retrospectiva, hoy le ha tocado el turno al documental Oliete, un pueblo de otra España. Su director, Pere Alberó, ha aprovechado la presentación previa para señalar cómo el hecho de viajar al pequeño pueblo de sus padres en la provincia de Teruel suponía en la práctica algo así como trasladarse a otro universo.
Así pues, una vez ya comenzada la película, Alberó comentará a través de la voz en off que, con los años y tras muchos viajes a Oliete, descubriría que "su verdadera vocación era la de atravesar veranos porque, de la misma manera que existen los hombres lobo, deben de existir los hombres niño."
Muchos son los vecinos y vecinas del pueblo que irán desfilando ante la cámara de Alberó. Como el pastor Casanova y su esposa: una pareja de ancianos entrañables (y, ¿quién no lo es en este documental?) que disertan sobre cómo han cambiado los tiempos, a menudo para mal. Según ella, por culpa de la irrupción de los televisores en muchos hogares; según él, porque hoy en día se ha perdido el cariño que antaño unía a las familias y a la gente.
Casanova: depositario de la sabiduría popular |
Claro que, para espectáculo, el que se produce en la propia sala Chomón durante la proyección: no pocos vecinos de Oliete se han dado cita en la Filmoteca, como no podía ser menos, algunos de los cuales aparecen también en la película. Las señoras mayores comentan en voz alta los pormenores a medida que se muestran en pantalla: "¡Mira, la fulanica!", "¿Quién es ése?", "¡Anda! ¡Pero si es la casa de mengano!", "¡Sotano! ¿Se murió ya Sotano?" Se comprende su emoción, sobre todo en un público ajeno a las cinematecas, al ver el mundo que vivieron en su juventud reflejado ante ellos y preservado como por arte de magia.
Porque éste es precisamente un mundo condenado a desaparecer. En el coloquio posterior, y en consonancia con lo pronosticado en su día por Pasolini, Pere Alberó ha insistido en subrayar que a medida que vayan faltando los mayores que participan en este filme se irá perdiendo con ellos una civilización ancestral muy ligada a la tierra. Es el precio a pagar por la globalización, que a menudo comporta drásticos movimientos migratorios desde el pueblo a la ciudad ante la falta de perspectivas laborales que no sean el pastoreo o labrar los campos. El Oliete de hoy en día, de hecho, dista mucho del descrito por estos cálidos lugareños y las jóvenes generaciones parecen ya acatar que la aldea está condenada a convertirse en residencia de veraneo o de fin de semana.
Panorámica de Oliete (Teruel) |
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