miércoles, 18 de septiembre de 2019

Dulcinea (2019)




Director: David Hebrero
EE.UU., 2019, 98 minutos

Dulcinea (2019) de David Hebrero


Con apenas veinte años, el cineasta español David Hebrero hace ya tiempo que decidió instalarse en Los Ángeles para abrirse camino en una industria en la que lo económico suele predominar por encima del talento de sus creadores. Quizá debido a ello, su primer largometraje lleva por título Dulcinea, una comedia bastante sui géneris cuyo protagonista "está toda la película intentando ser Don Quijote sin darse cuenta de que él es un Sancho Panza de los pies a la cabeza", según declaraciones del propio Hebrero que recogía La Vanguardia en su edición del pasado 1 de mayo.

No puede negarse que la cinta desprende frescura de principio a fin, amén de continuas referencias a la percepción (a menudo distorsionada o directamente errónea) que los americanos tienen de Europa y, más en concreto, a propósito de lo español. A este respecto, Connor (Steven Tulumello) no sólo encarna al estadounidense medio, sino que sobre todo vendría a ser la versión moderna del idealismo romántico frente a la cruda realidad de tantísimas megalópolis norteamericanas.



El subterfugio de poseer un anillo con poderes mágicos que permite viajar a cualquier punto del planeta en cuestión de segundos remite a aquellas novelas de caballerías que hicieron enloquecer al hidalgo manchego, pero es también una forma, un tanto ingenua si se quiere (aunque enormemente efectiva desde el punto de vista narrativo), de adaptar la literatura de evasión a un presente plagado de potenciales suicidas descontentos con la existencia que les ha tocado vivir.

Puede que Dulcinea, con su continuo vaivén a través del espacio, no sea más que la historia de un hombre inmaduro, incapaz de afrontar la muerte de sus padres o una inesperada ruptura sentimental. O, incluso, un canto a los amores imposibles desde la perspectiva de esta sociedad de neuróticos en la que los molinos de viento han sido substituidos por condicionantes de orden social o moral. De ahí que zambullirse en el bullicio de Madrid o París, aunque sea con restricciones que pueden recordar a las de Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, 1993), suponga la única terapia efectiva frente a un mundo enfermo de materialismo.


2 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Curiosa la trama, me la anoto. Me quedo un buen rato como el protagonista de la ultima foto, algo tienen los mapas que me fascinan...
    Saludos!

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    1. Se trata de una producción modesta, pero muy imaginativa que se dio a conocer en la última edición del BCN Film Fest y que ahora ha pasado fugazmente por la cartelera (apenas una semana).

      Y, ya que dices que te apasionan los mapas, te recomiendo que leas un poema de Concha Méndez que se titula precisamente así: "Mapas".

      Venga, Fran: gracias por pasarte y hasta pronto.

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