lunes, 2 de septiembre de 2019

Érase una vez en... Hollywood (2019)




Título original: Once Upon a Time... in Hollywood
Director: Quentin Tarantino
EE.UU., Reino Unido, China, 2019, 161 minutos

Érase una vez en... Hollywood (2019)
de Quentin Tarantino


Precedido de la habitual expectación que suelen levantar todos sus proyectos, lo último de Tarantino (penúltimo, si el director acaba cumpliendo la promesa de retirarse tras haber rodado diez películas) destaca por un inusual tono crepuscular, que tal vez se acentúa debido a que el trasfondo de la acción gira en torno al asesinato, a manos de la Familia Manson, de la actriz Sharon Tate y otras cuatro personas el nueve de agosto de 1969. Crimen del que, por cierto, se ha vuelto a hablar muchísimo durante estos días con motivo del cincuenta aniversario de su perpetración.

Aunque, sin duda, es la abundancia de alusiones musicales y cinéfilas que se da cita en Once Upon a Time... in Hollywood lo que hará que el aficionado a ambas disciplinas forzosamente disfrute mientras suenan los acordes de clásicos como "Hush" de Deep Purple o hasta unos segundos de "Bring A Little Lovin'" del grupo español Los Bravos. Mientras que, por otra parte, también se alude fugazmente a consumados especialistas del wéstern europeo de la talla de Sergio Corbucci o Joaquín Luis Romero Marchent.



Sin embargo, es la televisión la gran fuente de referencias para unos personajes que, fieles a su cita semanal, se sientan frente al receptor cada vez que se emite un capítulo de F.B.I. o de cualquier otra de las series míticas de aquel entonces. Lo mismo da que se trate del actor en horas bajas Rick Dalton (DiCaprio) o de los inquilinos del escalofriante rancho Spahn: todos, sin excepción, están pendientes del aparato, dando a entender que una época se extingue (la de los grandes estudios cinematográficos) y otra, igualmente atractiva, si bien menos glamurosa, da comienzo a su reinado.

Y es ahí, precisamente, donde radica el tema central del filme: en la muerte del cine y el advenimiento de producciones televisivas más baratas, pero, al mismo tiempo, desprovistas del hechizo del séptimo arte. Los días de gloria de aspirantes al estrellato como Rick Dalton y su doble y amigo Cliff Booth (Pitt) tocan a su fin, por lo que el crimen cometido en el 10050 de Cielo Drive debe ser entendido como la metáfora que simbólicamente escenifica dicha debacle. Y que, medio siglo más tarde, sería extrapolable, mediante un claro paralelismo, para describir lo que ha supuesto la irrupción de internet en nuestra forma de ver películas.


4 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Leo con atención tu reseña. Me parece muy acertada la radiografia que haces. Tengo la sensación de que quizas se necesite un segundo visionado para apreciar y descubrir detalles que puedan pasar desapercibidos cuando se ve por primera vez. Se me ocurre una comparación asi a bote pronto, creo que estamos ante una de esas navajas suizas con multitud de pequeños accesorios los cuales vendrian a ser toda esa nomina de personajes e historias que darian para mucho.
    ¿Crees realmente que Tarantino cumplira y se retirara?
    Saludos!

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    1. No sé, Fran: a mí Tarantino siempre me ha provocado sensaciones contradictorias. Por una parte, me atrae su entusiasmo cinéfilo, pero, por otra, me temo que tanto la ultraviolencia gratuita como esos particulares ajustes de cuentas anacrónicos que se permite (como matar a Hitler en "Malditos bastardos" o, aquí, cebarse con la Familia Manson) dejan traslucir una ideología bastante dudosa.

      Y respecto a lo de retirarse... Pues probablemente no, pero diciéndolo hace que aumenten las expectativas: estos yanquis se las saben todas para promocionar sus productos.

      Venga,
      Saludos

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  2. Esperaba un film más efervescente. Lo es en cierto modo pero, como muy bien has observado, prevalece el tono crepuscular. No me atrevo a afirmar que sea la mejor película de Tarantino pero diría que sí es la más singular.

    Un abrazo.

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    1. Tal vez le haya pesado el hecho de que el polémico Harvey Weinstein se retirase de la producción. O quizá es que Tarantino, que ya empieza a tener una edad, ha dado, por fin, con un cierto sentido de la mesura que denota madurez por su parte.

      Saludos.

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