Director: Robert Altman
EE.UU., 1974, 108 minutos
California Split (1974) de Robert Altman |
Sin apenas darnos cuenta, la película va transcurriendo ante nuestros ojos como quien no quiere la cosa. Son multitud de personajes que hablan, ríen y hasta se discuten en torno a una mesa de póquer, pero no parece que haya mucho más argumento aparte de eso. Fiel a su habitual estilo, Robert Altman nos está hablando, en realidad, de los caprichos de la fortuna, representada por esa ruleta que Charlie (Elliott Gould) hace girar en la escena final para dar a entender que nadie está exento de sus volubles caprichos.
Y es que a la pareja que integra junto con su compañero de fatigas Bill (George Segal) le ha ocurrido de todo recorriendo el país para apostar en las carreras de caballos o jugarse el dinero sobre el tapete de los casinos de Reno o Las Vegas. Como, por ejemplo, el ser atracados cuando salían victoriosos de un local con un fajo de billetes en las manos.
Son de esas cosas, gajes del oficio, que, conociendo la forma de trabajar de Altman, tienen toda la pinta de haber sido improvisadas sobre la marcha conforme avanzaba el rodaje de California Split. Así, por ejemplo, la escena en la que Charlie imagina la identidad de los integrantes de una timba en plena partida y se la va relatando al oído a Bill mientras éste no pierde detalle de sus movimientos. O qué decir de la inefable secuencia del "flautista manco", en la que Charlie se reconcilia con su amigo gracias a este peculiar número cómico.
Un filme, en definitiva, en el que se canta y se escucha muchísima música, a menudo interpretada al piano, en vivo, por la vocalista Phyllis Shotwell, pero también por Segal y Gould, quienes, en plena calle y a pesar de llevarse alguna que otra trompada, no pierden el buen humor al son de las divertidas canciones de Dumbo o del musical de Walter Lang State Fair (1945).
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