sábado, 8 de febrero de 2020

El carnaval de las almas (1962)




Título original: Carnival of Souls
Director: Herk Harvey
EE.UU., 1962, 75 minutos

El carnaval de las almas (1962)
de Herk Harvey


Una carrera de coches a lo American graffiti (1973), un parque de atracciones abandonado, una extraña casa de huéspedes con apenas dos inquilinos... Y, por último, una joven organista (Candace Hilligoss) que, tras sobrevivir a un accidente, comienza a percibir extraños fenómenos a su alrededor, muy en la línea de los que, por aquellos mismos años, solía presentar la mítica serie televisiva The Twilight Zone.

Llamar "película de culto" a Carnival of Souls resulta, a todas luces, insuficiente, habida cuenta de la enorme influencia que ha posteriormente ejercido sobre tantísimos clásicos, del mismo género, que beben de su particular atmósfera de terror psicológico. A este respecto, buena parte de la filmografía de David Lynch, El sexto sentido (1999), Los otros (2001) y hasta un título tan temprano como La noche de los muertos vivientes (1968) no podrían entenderse sin ese particular toque de pesadilla ambientada en la América profunda que es, a su vez, connatural a un determinado cine de serie b.



Su director, el hoy olvidado Herk Harvey (1924–1996), dio clases de teatro en la Universidad de Kansas antes de dedicarse profesionalmente a la producción de cortometrajes educativos e industriales. Lo cual no fue óbice para que, en 1961, decidiera tomarse una excedencia y rodar la que, al fin y a la postre, acabaría siendo su única cinta de ficción. La filmó en apenas dos semanas, sin prácticamente medios, y también la produjo e interpretó un pequeño pero decisivo papel (es el hombre que se le aparece continuamente a la protagonista).

Una trayectoria, la suya, que presenta diversos paralelismos con la de los españoles Paco Pérez-Dolz —quien, tras rodar A tiro limpio, trabajaría el resto de su vida en publicidad— y Jesús Franco, prolífico como Harvey y poseedor de un estilo igualmente "doméstico" (sus detractores lo suelen llamar "cutre"). En cualquier caso, cuando asistía a festivales y, de forma recurrente, le formulaban siempre la misma pregunta ("¿Cómo es que usted no ha dirigido más que una sola película?"), el bueno de HH respondía con sorna: "¡Diablos! ¡Pero si he dirigido más de cuatrocientas!"


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