jueves, 27 de febrero de 2020

La comuna (2016)




Título original: Kollektivet
Director: Thomas Vinterberg
Dinamarca/Suecia/Holanda, 2016, 111 minutos

La comuna (2016) de Thomas Vinterberg


Las obras de tesis, y ésta a fe que lo es, adolecen por lo común de una rigidez que las hace especialmente odiosas. Pues, como quien coloca los bueyes delante del carro, primero se decide qué se quiere demostrar y luego se exponen los hechos con la finalidad tendenciosa de convertirlos en mero pretexto que ilustre una premisa.

Quizá por haberse dado a conocer como miembro integrante del movimiento Dogma, aquel engendro tramposo con ínfulas renovadoras que, al cabo de pocos años, quedaría en agua de borrajas, el danés Thomas Vinterberg ensayó con La comuna un intento de relectura histórica no exento de ambigüedad ideológica: evidenciar que la década de los setenta ni fue tan guay como la gente tiende a pensar hoy día ni sus experimentos en lo tocante a amor libre y propiedad colectiva tan idílicos como a veces se los presenta.



Nada que objetar si no fuese porque el propio director pasó su infancia en una comuna como la que se describe y da título a la película, de modo que salta enseguida a la vista que estamos ante un ajuste de cuentas en toda regla. Máxime si se considera que el personaje de Vilads, ese niño triste y enfermizo que amenaza con morirse de un momento a otro y que observa con desafecto el proceder de los adultos que lo rodean, tiene toda la pinta de ser el trasunto del mismísimo Vinterberg.

Según esta visión tan simplista, subrayada por un tratamiento de la imagen que intenta imitar (como en la serie televisiva Cuéntame) las tonalidades sepia de las fotos de la época, la comuna que aquí se muestra es apenas un antro desordenado cuyos alegres componentes se pasan el día bebiendo cerveza y bañándose desnudos en el mar mientras suenan de fondo canciones del folk y rock de aquel entonces. Júbilo que contrasta enormemente con el egoísmo del que harán gala algunos de los habitantes de la casa a medida que la convivencia haga aflorar las primeras disensiones. ¡Vamos, la versión progre de Gran Hermano!


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