sábado, 22 de febrero de 2020

Historias extraordinarias (1968)




Título original: Histoires extraordinaires
Directores: Roger Vadim, Louis Malle y Federico Fellini
Francia/Italia, 1968, 121 minutos

Historias extraordinarias (1968)
de Roger Vadim, Louis Malle y Federico Fellini


Tenían que haberla dirigido Orson Welles, Buñuel y Fellini, si bien los dos primeros acabaron fuera del proyecto. Reemplazados por Vadim y Malle, Histoires extraordinaires (también conocida, entre otras muchas variantes, como Spirits of the DeadTre passi nel delirio) es una de aquellas películas de episodios que tanto se estilaban en los años sesenta. Las tres partes que la integran ("Metzengerstein", "William Wilson" y "Toby Dammit") comparten el denominador común de estar basadas en relatos de Poe, amén de un erotismo incipiente en su forma de abordar el terror.



La primera de ellas, tal vez la más floja, es apenas un pretexto para que Jane Fonda luzca los atrevidos diseños creados por Jacques Fonteray (1918–2013). Posee, por otro lado, el aliciente de haber sido una de las pocas ocasiones, si no la única, en que ésta actuó junto a su hermano Peter (aquí un primo lejano de la cruel protagonista que termina metamorfoseándose en un imponente corcel negro), además de actuar a las órdenes de quien, por aquel entonces, era su marido: Roger Vadim.



El segmento dirigido por Louis Malle, una inquietante historia con elementos de sadismo en torno a la figura del doble, reúne a otros dos sex-symbol de la época: Alain Delon y Brigitte Bardot. Estructurada en forma de flashback, el oficial William Wilson irrumpe desesperadamente en el interior de una iglesia implorando confesión al párroco. Éste, tras algunos reparos, accede a escuchar las revelaciones del desdichado.



La aportación felliniana al conjunto es, de lejos, la más brillante. Y, a diferencia de las que la preceden, no es ninguna recreación histórica, sino que está ambientada en el presente. Un cotizado actor inglés de tez blanquecina viaja a Roma para participar en el rodaje de un wéstern católico. El personaje, sin embargo, tiene más de diabólico que de apolíneo... A bordo del potente Ferrari que recibe como contrapartida por su trabajo, Toby (Terence Stamp) recorre a toda velocidad las calles vacías de un poblado siguiendo una ruta nocturna de destino incierto.


4 comentarios:

  1. La aportación de Fellini es genial. Como en sus películas anteriores, un personaje central huye de sí mismo mientras contempla un mundo en decadencia; visualmente, anticipa muchos hallazgos de obras posteriores, y el trabajo sobre el color es magnífico.

    Un abrazo.

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    1. Y no sólo eso, sino que, al equiparar al diablo con una niña, se anticipa un lustro al planteamiento de El exorcista (1973).

      Saludos

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  2. Hola Juan!
    A decir verdad la tengo algo olvidada, el disco duro da para lo que da... Desde luego el poster se las trae, esa presencia femenina funcionaba como gancho para gran parte del respetable.
    Estas direcciones a seis manos deberían de ser curiosas, aunque en este caso cada "maestro" se ocupaba de su negociado sin interferir en el resto, supongo...
    Saludos y feliz semana!

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    1. Respecto a lo último que comentas, lo cierto es que cada uno trabajaba por su lado. Louis Malle, por ejemplo, confiesa que su episodio se rodó un año antes que el de Fellini.

      Feliz semana para ti también, Fran.

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