Título en español: El mundo corre
Directores: Jean-Pierre y Luc Dardenne
Bélgica, 1987, 10 minutos
Bélgica, 1987, 10 minutos
En los inicios de su carrera como cineastas de ficción, los hermanos Dardenne firmaron este cortometraje cómico a propósito de un excéntrico realizador de televisión que prepara un programa de reportajes sobre la celeridad de la vida moderna.
Lo primero que vemos es la espalda de Luc Dardenne, sentado en el asiento delantero de un coche en marcha en el que viaja un equipo que está rodando exteriores para enviarlos a los estudios centrales (de dicho material procede el fotograma que encabeza estas líneas).
Mientras, el responsable del espacio revisa con sus colaboradores lo que de momento llevan grabado, pero tiene que salir pitando tras una llamada telefónica de Sophie, su amante. Los demás continúan con la edición de las imágenes para desesperación del productor, hombre tradicional y pragmático que no ve con muy buenos ojos ni las extravagancias del showman ni la línea editorial que pretende seguir de cara a la audiencia.
En realidad, Il court, il court, le monde no deja de ser un divertimento intrascendente, apenas una probatura en la que los belgas ensayan sus primeros tanteos en el terreno de la fabulación cinematográfica.
Lo primero que vemos es la espalda de Luc Dardenne, sentado en el asiento delantero de un coche en marcha en el que viaja un equipo que está rodando exteriores para enviarlos a los estudios centrales (de dicho material procede el fotograma que encabeza estas líneas).
Mientras, el responsable del espacio revisa con sus colaboradores lo que de momento llevan grabado, pero tiene que salir pitando tras una llamada telefónica de Sophie, su amante. Los demás continúan con la edición de las imágenes para desesperación del productor, hombre tradicional y pragmático que no ve con muy buenos ojos ni las extravagancias del showman ni la línea editorial que pretende seguir de cara a la audiencia.
En realidad, Il court, il court, le monde no deja de ser un divertimento intrascendente, apenas una probatura en la que los belgas ensayan sus primeros tanteos en el terreno de la fabulación cinematográfica.
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