Título original: Dilili à Paris
Director: Michel Ocelot
Francia/Alemania/Bélgica, 2018, 95 minutos
Dilili en París (2018) de Michel Ocelot |
Después de haber recorrido medio mundo en sus anteriores filmes de animación, ya sea mediante la saga africana de Kirikou o merced a las ensoñaciones arábigas de Azur et Asmar (2006), el francés Michel Ocelot aterriza por fin en la capital de su propio país con el propósito de revisitar el esplendoroso legado artístico de la Belle époque.
Al estilo de grandes clásicos de la literatura universal como la Divina comedia de Dante, el Ulysses de Joyce o Luces de bohemia de Valle-Inclán, Dilili à Paris adquiere la estructura de un itinerario a lo largo del cual la pareja protagonista irá encontrándose con lo más granado de las artes y las letras en su periplo por la eterna ciudad de las luces.
Lo cual, tratándose de un filme que verán, sobre todo, niños, no deja de suponer una labor encomiable por parte de un director que, además de entretener, se marca el objetivo de que el público infantil tenga un primer contacto con los nombres ilustres de la pintura (Picasso, Toulouse-Lautrec, Renoir, Degas, Monet...), la música (Debussy, Satie...), la literatura (Proust, Colette, Gide...), la ciencia (Marie Curie, Pasteur...), la escultura (Rodin, Camille Claudel...) y demás campos del saber.
Inacabable desfile de personalidades, a cuál más relevante, y al que se suma una trama de clara vocación feminista, donde la siniestra secta de los Mâle-maîtres se dedica a secuestrar niñas para obligarlas a vivir a cuatro patas en algún lugar recóndito y subterráneo del alcantarillado urbano. E incluso multicultural, toda vez que la pequeña Dilili, de etnia canaca, participa en uno de aquellos horrendos zoológicos humanos que, con motivo de la Exposición Colonial (1907), la en apariencia sofisticada sociedad parisina alumbró y aun visitó asiduamente en enclaves como el Jardín Tropical.
Lo cual, tratándose de un filme que verán, sobre todo, niños, no deja de suponer una labor encomiable por parte de un director que, además de entretener, se marca el objetivo de que el público infantil tenga un primer contacto con los nombres ilustres de la pintura (Picasso, Toulouse-Lautrec, Renoir, Degas, Monet...), la música (Debussy, Satie...), la literatura (Proust, Colette, Gide...), la ciencia (Marie Curie, Pasteur...), la escultura (Rodin, Camille Claudel...) y demás campos del saber.
Inacabable desfile de personalidades, a cuál más relevante, y al que se suma una trama de clara vocación feminista, donde la siniestra secta de los Mâle-maîtres se dedica a secuestrar niñas para obligarlas a vivir a cuatro patas en algún lugar recóndito y subterráneo del alcantarillado urbano. E incluso multicultural, toda vez que la pequeña Dilili, de etnia canaca, participa en uno de aquellos horrendos zoológicos humanos que, con motivo de la Exposición Colonial (1907), la en apariencia sofisticada sociedad parisina alumbró y aun visitó asiduamente en enclaves como el Jardín Tropical.
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