Título original: Gumshoe
Director: Stephen Frears
Reino Unido, 1971, 86 minutos
Detective sin licencia (1971) de Stephen Frears |
Ya desde los títulos de crédito iniciales, acompañados por la música orquestal a cargo de Andrew Lloyd Webber, queda meridianamente claro que estamos ante un homenaje al cine negro americano de los años cuarenta. Sin embargo, la factura hollywoodense del filme contraste en grado sumo con los genuinos ambientes tanto de Liverpool como londinenses en los que va a transcurrir la historia: barriadas obreras habitadas por tipos grises con gabardina, en las antípodas de la imagen glamurosa que popularizara la meca del cine.
Y es que Gumshoe (literalmente "zapato de goma", aunque, en el argot policial, el término se utiliza como sinónimo de detective) no sólo supuso el debut del británico Stephen Frears en la dirección de largometrajes, sino que, además, se anticipó en un año a la que, probablemente, sea la parodia más célebre del universo noir: Sueños de un seductor (1972) de Herbert Ross.
En la consulta del psiquiatra |
La gran diferencia, sin embargo, estriba en el hecho de que el personaje interpretado por Albert Finney da señales de una mayor profundidad psicológica que el entrañable perdedor encarnado por Woody Allen: no hay más que ver la escena de su visita al psiquiatra para darse cuenta de ello.
Debidamente ataviado con el mismo atuendo que lucía el Bogart de Casablanca (1942), Eddie Ginley viene a ser una especie de Don Quijote de la novela policíaca, capaz de anunciarse en la prensa como "Sam Spade. Ginley de verdadero nombre. Detective en sus ratos libres. Investigaciones privadas. No acepto casos de divorcio." Curiosa manera de huir de la sordidez del entorno, refugiándose en un mundo de fantasía en el que sueña con escribir El halcón maltés y grabar la canción "Blue Suede Shoes".
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