Título en español: No, hija mía: tú no irás a bailar
Director: Christophe Honoré
Francia, 2009, 105 minutos
Non ma fille, tu n'iras pas danser (2009) de Christophe Honoré |
Adentrarse en las escabrosas interioridades que pueblan el extravagante universo de Christophe Honoré lo mismo puede acarrear repulsa visceral que adhesiones inquebrantables, dependiendo de lo convencional que sea el espectador. Porque si hay una constante en la filmografía del cineasta francés es su continuo empeño en dinamitar la institución familiar en tanto que fuente de vínculos potencialmente perversos entre sus miembros.
Enfoque que no es exclusivo, ni mucho menos, del director de Ma mère (2004), sino que puede encontrarse en un puñado de películas que el cine galo ha producido en lo que llevamos de siglo y aun puede que antes. Títulos como: Un air de famille (1996) de Cédric Klapisch, Nue propriété (2006) de Joachim Lafosse o la más reciente Custodia compartida (Jusqu'à la garde, 2017) de Xavier Legrand.
Non ma fille, tu n'iras pas danser plantea la disyuntiva en la que se haya inmersa Léna (Chiara Mastroianni): separada y madre de dos niños, deberá decidirse entre si seguir los dictados de su propio instinto o, en cambio, acabar acatando la rutina que el sentido común parece reservar para las mujeres que se encuentran en su misma tesitura. Situación que, por si no fuera suficiente, se ve agravada cuando Léna decide pasar unos días junto a sus padres y hermanos (a cuál más neurótico) en la casa que éstos tienen en Bretaña.
Indecisa y voluble, no puede decirse que Léna sea precisamente un dechado de virtudes. Hay determinados momentos en los que, como sucedía con el personajes de Gena Rowlands en A Woman Under the Influence (1974) de John Cassavetes, casi casi se podría dudar incluso de su salud mental, abrumada por la inesperada presencia del ex marido, el flirteo con el joven Simon (Louis Garrel) y unos padres gamberros cuya falta de tacto la supera por completo.
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