Título en español: La rueda de la maravilla
Director: Woody Allen
EE.UU., 2017, 101 minutos
Wonder Wheel (2017) de Woody Allen |
La vida como tiovivo, contada por un apolíneo vigilante de la playa... Desde luego, lo que no se le haya ocurrido ya a Woody Allen, que a estas alturas de su carrera lleva dirigidas la friolera de cincuenta y cinco películas, es difícil que se lo invente nadie más. Un año ha transcurrido desde que se estrenara Wonder Wheel y, entre una cosa y otra, aún no habíamos tenido ocasión de verla. Suerte que los Cines Texas del incombustible Ventura Pons (en muchos aspectos, el Woody Allen catalán) están siempre alerta rescatando títulos para espectadores rezagados.
Y ¿qué nos encontramos? Pues, de entrada, una dirección de fotografía portentosa a cargo de Vittorio Storaro, cuya paleta va desde los atardeceres azafranados hasta una variada gama de tonalidades azulinas según qué actriz se adueñe del encuadre, si la madura Ginny (Kate Winslet) o la advenediza Carolina (Juno Temple). Que el italiano es un genio en su disciplina está tan fuera de dudas como que el Coney Island filmado por Allen parece verdaderamente el de los años cincuenta.
Pero, volviendo a la metáfora inicial, contemplar la existencia desde lo alto de una noria o encaramado en el puesto de vigilancia de un socorrista es algo propio de esas tragedias que Mickey (Justin Timberlake) sueña con escribir algún día. Quizá por ello, como buen conocedor de Hamlet, Chéjov y, sobre todo, Eugene O'Neill, cumple la función de narrador, aunque al tener una aventura con Ginny y seducir a Carolina ejerce también de motor que hace que la historia avance y se precipiten los acontecimientos.
Sin embargo, no hay que llamarse a engaño: Wonder Wheel, con su final ¿abierto?, ese niño pirómano y el cornudo Humpty (Jim Belushi), nos esta hablando, en realidad, de la insignificancia de los destinos humanos. En ese sentido, no deja de ser irónico que buena parte de los personajes padezca algún tipo de frustración: Ginny como actriz, Mickey como dramaturgo, Carolina como glamurosa esposa de un gánster, Humpty como marido y hermano... "Y en el mundo, en conclusión, / todos sueñan lo que son, / pero ninguno lo entiende". Salvo Woody Allen, of course, que, a fuerza de escribir sus propios guiones, conoce como pocos el alma humana.
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