Título original: Blade af Satans bog
Director: Carl Theodor Dreyer
Dinamarca, 1920, 157 minutos
Páginas del libro de Satán |
Valiéndose de una estructura narrativa similar a la empleada cuatro años antes por D.W. Griffith en Intolerancia (1916), Dreyer afrontaba su tercer largometraje con la firme voluntad de indagar en las argucias de las que el maligno lleva valiéndose toda la vida para inmiscuirse en los asuntos humanos. Y lo hizo escogiendo cuatro momentos estelares de la historia: el prendimiento de Jesucristo, la Inquisición española en la Sevilla renacentista, el proceso a María Antonieta y, por último, la invasión bolchevique de Finlandia durante la guerra civil de 1918.
Al analizar cada uno de dichos episodios es fácil darse cuenta de que Blade af Satans bog contiene, en esencia, algunos de los motivos que el cineasta danés desarrollará en el posterior transcurso de su dilatada carrera cinematográfica. Así, por ejemplo, podríamos reconocer al Johannes de Ordet (1955) en el aletargado Jesús del primer acto o relacionar a las brujas de Dies irae (1943) con los inquisidores sevillanos del segundo.
Se trata, sin duda, de un filme de factura ampulosa y grandilocuente, marcado por los excesos del monumentalismo que por aquel entonces hacía furor a uno y otro lado del Atlántico, pero que estaba llamado a ejercer una notable influencia sobre directores como Benjamin Christensen, danés al igual que Dreyer y autor, poco después, de la excelsa La brujería a través de los tiempos (Häxan, 1922), así como de otros títulos que denotan una clara predilección por los argumentos de temática demoníaca: El circo del diablo (1926) o Seven Footprints to Satan (1929), ambas rodadas en Hollywood.
El Altísimo había sentenciado al ángel caído con estas severas palabras: "Proseguirás tu obra malvada entre los hijos de los hombres. Habitarás entre ellos. Tomarás su forma. Les tentarás para que actúen en contra de mi voluntad. Cuando uno caiga en la tentación, la maldición que está sobre ti se prolongará en cien solsticios. Por contra, cuando alguien se te resista, tu sentencia será acortada mil años. ¡Vete y continúa tu obra maléfica!" Y, así, el diablo irá adoptando sucesivamente la apariencia de Fariseo, Gran inquisidor, furibundo jacobino o Rasputín comunista para poner de manifiesto la escasa fe que merece la condición humana, únicamente salvada, a última hora, por el sacrificio que la casta Siri (Clara Wieth Pontoppidan) está dispuesta a consumar por su patria en el capítulo final de estas Páginas del libro de Satán.
Una película bastante maniquea en sus planteamientos pero formalmente audaz, incluso considerando la influencia de Griffith.
ResponderEliminar¡Feliz Navidad!
Audaz e imprescindible, como (casi) todo lo que hizo Dreyer.
EliminarGracias por comentar y feliz Navidad para ti también.