martes, 11 de septiembre de 2018

Una estación de paso (1992)














Directora: Gracia Querejeta
España, 1992, 93 minutos

Una estación de paso (1992) de Gracia Querejeta

Para la realización de su primer largometraje como directora, Gracia Querejeta tuvo la suerte de contar con la presencia de pesos pesados del mundo de la interpretación como la sueca Bibi Andersson (Lise), el italiano Omero Antonutti (Antonio) o el portugués Joaquim de Almeida (Miguel).

Coescrita en colaboración con su padre, el productor Elías Querejeta (1934–2013), Una estación de paso narra las vicisitudes de un adolescente llamado Antonio como su padre (Santiago Alonso), responsable de deshollinar la chimenea de la residencia familiar al final de cada verano y cuyo rostro es obsesivamente captado por la cámara una y otra vez en primer plano.



Encaramado en el tejado de la vivienda, Antonio observará cómo en la casa de enfrente —a la que ellos apodan "La casa del Nazi"— se están llevando a cabo trabajos de reparación, lo cual supone una tremenda novedad en el vecindario, teniendo en cuenta que el edificio llevaba una década deshabitado. Sin embargo, lo importante no es tanto lo que Antonio observa, sino los recuerdos que se activan en su memoria: escenas en forma de flashback descolorido que nos rebelan algunos de los enigmas de sus antiguos moradores, entre los que parece estar el misterioso padre del muchacho, especie de Ulises errante que viene y va. 

Una hermana a la que Lise —otrora reputada intérprete— enseña a tocar el violín, un repartidor grafitero o el propietario de una frutería al que todos llaman cariñosamente Fati (Miguel Ángel Salomón) completan una historia un tanto deslavazada sobre la que pesan no pocos e inconfesables secretos familiares.

Lise (Bibi Andersson)

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