Título italiano: Cavalca e uccidi
Directores: José Luis Borau y Mario Caiano
España/Italia, 1964, 80 minutos
Brandy (1964) de José Luis Borau |
Bebía whisky, pero le llamaban Brandy... El debut en la dirección de largometrajes de José Luis Borau (1929-2012) fue este modesto wéstern rodado en los estudios Golden City de Hoyo de Manzanares (Madrid) y que protagonizaron el norteamericano Alex Nicols (Brandy), los españoles Maite Blasco (Eva) y Antonio Casas (Sheriff Clymer), el hispanoargentino Jorge Rigaud (Beau) y los italianos Luis Induni (Tunnell) y Claudio Undari (Moody).
Pese a que Borau, cineasta de raza surgido del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, da muestras de su talento en no pocas ocasiones (baste mencionar el trávelin de alejamiento efectuado en el cementerio mediante el que se pone de manifiesto lo peligroso que resulta ejercer de sheriff en Tombstone, habida cuenta de que la mayoría de los allí enterrados murieron ocupando dicho cargo), lo cierto es que la cinta adolece de la habitual factura entre cutre y descuidada de la mayoría de películas del Oeste realizadas por aquel entonces en coproducción con Italia.
No se quiere decir con esto que no valga la pena revisitar los "clásicos" del espagueti wéstern, sobre todo cuando, como en el caso de Brandy, los típicos elementos del modelo americano en el que se basa aparecen castellanizados, dando lugar a soluciones tan imaginativas como ese Losatumba donde, según el cartel de la versión española, transcurre la acción.
Por lo demás, los acostumbrados lugares comunes del género fueron sabiamente combinados por José Mallorquí para confeccionar un guion en el que tienen cabida desde el borrachín simpático al que los forajidos convierten en máximo representante de la ley (con el objetivo de que sea su hombre de paja) o la rubia de buen corazón que intentará redimirlo por todos los medios, hasta los facinerosos que ofrecen "protección" a los comerciantes del lugar previo pago de una "módica" cantidad... Eso y una canción en inglés interpretada por Clymer y los suyos en la oficina del sheriff al más puro estilo Hawks. Lástima que la voz del playback no coincida con la de Antonio Casas o que la guitarra que este último rasguea siga sonando segundos después de haber finalizado la pieza...
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