viernes, 28 de septiembre de 2018

Le grand soir (2012)


















Título en español: La gran noche
Directores: Benoît Delépine y Gustave Kervern
Francia/Bélgica/Alemania, 2012, 92 minutos

W e    a r e    N o T    d e a D !



Calificar el estilo cinematográfico del tándem que integran Benoît Delépine y Gustave Kervern de disparatado se queda, sin duda, corto: subversivo, ácrata, libertario... son, tal vez, términos que se ajustan mejor al continuo desfile de personajes extravagantes y situaciones absurdas en películas como Le grand soir (2012).

Porque la de los hermanos Bonzini es una actitud un tanto (por no decir bastante) kamikaze: Benoît, alias Not (Benoît Poelvoorde), es ya, de entrada, el típico punki antisistema con perro (según sus propias palabras: "El más antiguo de Europa"); en cambio, Jean-Pierre (Albert Dupontel) no pasa de simple comercial vendedor de colchones. Pero cuando este segundo se quede sin trabajo, iniciarán ambos una tournée gloriosa a resultas de la cual el hasta entonces anodino Jean-Pierre experimenta una notable metamorfosis que lo acerca al universo inconformista de Not, quien rebautiza al hermano con el mortífero sobrenombre de Dead.



Road movie con aspiración revolucionaria en la que dos perdedores natos intentan en vano rebelarse contra el capitalismo, la aparente comicidad surrealista de Le grand soir encierra, sin embargo, una crítica social considerable hacia todo lo establecido. La misma de la que Delépine y Kervern hacían gala en Mammuth (2010), el protagonista de la cual, un Depardieu capaz de leer el futuro en los vasos de sake, aparece fugazmente entre la retahíla de secundarios que los Bonzini irá topando a lo largo de su accidentado itinerario. Cáfila heteróclita de la que, por cierto, también forman parte Yolande Moreau y Bouli Lanners, coprotagonistas de la no menos incendiaria Louise-Michel (2008).

Y, al final, ¿qué es lo que sacan en claro los hijos del patatero después de su infructuosa lucha? Un simple juego de palabras nos da la clave: We are Not Dead ("No estamos muertos" o "Somos Not y Dead", según se prefiera). Curiosa declaración de intenciones, laboriosamente confeccionada a partir de las letras sustraídas de los rótulos de esas mismas grandes superficies que ellos tanto detestan, y mediante la que la pareja proclama a los cuatro vientos su firme voluntad de seguir dando guerra mientras que el cuerpo aguante.


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