lunes, 14 de septiembre de 2015

La torre de los siete jorobados (1944)




Director: Edgar Neville
España, 1944, 85 minutos

La torre de los siete jorobados (1944)
de Edgar Neville


A partir de la novela homónima de Emilio Carrere, Edgar Neville pergeñó una de las películas más insólitas de la historia del cine español. Inaudita por lo inusual de la mezcla que en ella se lleva a cabo: ambientada en el Madrid castizo de finales del XIX, combina elementos humorísticos de la tradición sainetesca con el cine expresionista alemán para no acabar siendo ni lo uno ni lo otro. Ahí radica precisamente el motivo del escaso éxito suscitado por un film que, debido a la fascinación evocadora que sugiere, quemaba todos los cartuchos ya en el título.

Solo el paso del tiempo y el interés cinéfilo han hecho de La torre de los siete jorobados una película de culto, hoy día perfectamente asequible en DVD en edición de lujo. Quizá lo más remarcable de la cinta sean sus decorados a lo Caligari o Golem, obra del equipo formado por Francisco Escriñá, Pierre Schild y Antonio Simont, en especial la torre invertida que se adentra en el subsuelo madrileño. Son también innegables las referencias a títulos míticos del Expresionismo, como la sombra escurridiza del pérfido Doctor Sabatino (Guillermo Marín) que vemos deslizarse sobre una pared de la mansión que habita y que remite a una célebre escena del Nosferatu de Murnau. Por no hablar del primerísimo plano de la penetrante mirada con la que hipnotiza a la cándida Inés (Isabel de Pomés) y que parece una alusión, sin duda, al doctor Mabuse de Fritz Lang.



Decorado expresionista de la torre subterránea
El espectro de Robinsón de Mantua saliendo del espejo

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