lunes, 21 de septiembre de 2015

La cabeza alta (2015)




Título original: La tête haute
Directora: Emmanuelle Bercot
Francia, 2015, 120 minutos

La tête haute: un film ilustrado

La cabeza alta (2015) de Emmanuelle Bercot


La primera de todas las utilidades, que es el arte de formar hombres, permanece olvidada […] Hombres, sed humanos; es vuestro primer deber; sedlo en todas las circunstancias, en todas las edades y por todo lo que no le es extraño al hombre. ¿Qué sabiduría tendréis fuera de la humanidad? Amad la infancia; favoreced sus juegos, sus deleites y su amable instinto.

Emilio o De la Educación, Jean-Jacques Rousseau

Son muchos los títulos del cine en lengua francesa que en los últimos años se han ocupado y preocupado por el tema de la educación y la adolescencia conflictiva: Mommy (Xavier Dolan, 2014), La clase (Laurent Cantet, 2008), La profesora de historia (Marie-Castille Mention-Schaar, 2014) o El niño de la bicicleta (Jean-Pierre y Luc Dardenne, 2011) son solo algunos de ellos. A esta nómina viene a sumarse ahora La cabeza alta, de la realizadora Emmanuelle Bercot.

El joven Malony (Rod Paradot) ha sufrido desde la más tierna infancia las consecuencias de ser el hijo de una madre irresponsable que no dudó en abandonarlo cuando los Servicios Sociales tomaron cartas en el asunto. Ha crecido, por tanto, marcado por gravísimas carencias afectivas que condicionan enormemente su relación con los demás, haciéndole reaccionar con extrema violencia cuando ve frustradas sus expectativas. Dicha conducta disruptiva conducirá a Malony ante la jueza de menores Florence Blaque (Catherine Deneuve) en numerosas ocasiones, de cuyo despacho se convierte en un habitual.

La jueza Florence Blaque (Catherine Deneuve)


Por muchas oportunidades que le dan, el muchacho siempre termina echándolo todo a perder por culpa de su impulsividad. Hasta que, como era de prever, Malony acaba dando con sus huesos en la cárcel. Pero entonces se cruza en su camino Tess y acontece el milagro: por primera vez en su vida una chica le enseña qué es el amor y una vaga perspectiva de cambio se dibuja en su horizonte.

Con todo, es la paciencia y buen hacer de los consejeros juveniles (especialmente Yann, interpretado por Benoît Magimel) la que redime a Malony de su camino de perdición, recuperándolo para la sociedad. Parece como si Emmanuelle Bercot quisiera dar a entender que la educación es un motor de cambio. En ese aspecto, su película hace suyos los valores de la Ilustración, que son, en buena medida, los mismos valores sobre los que originariamente se asentó la República Francesa. Así pues, hasta en el caso más conflictivo hay esperanza de salvación: la pedagogía debe ser la única arma capaz de regenerar al mundo, en lugar del castigo y las prohibiciones. De ahí que tanto los consejeros juveniles como la propia jueza se impliquen en su labor mucho más allá de lo estrictamente profesional.

Si bien se mira, el mensaje que promueve La cabeza alta es profundamente optimista y en consonancia con lo que ya dijeron en sus películas notabilísimos cineastas franceses como François Truffaut. Probablemente, en estos tiempos de crisis ese es el único legado que vale la pena reivindicar.

Malony (Rod Paradot) y Yann (Benoît Magimel)

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