Título original: La douleur
Director: Emmanuel Finkiel
Francia/Bélgica/Suiza, 2017, 127 minutos
Marguerite Duras. Paris 1944 (2017) |
Tout à coup la liberté est amère. Je viens de connaître la perte totale de l'espoir et le vide qui s'ensuit: on ne se souvient pas, ça ne fait pas de mémoire. Je crois éprouver un léger regret d'avoir raté de mourir vivante. Mais je continue à marcher, je passe de la chaussée au trottoir, et puis je reviens à la chaussée, je marche, mes pieds marchent...
Marguerite Duras
La douleur
Probablemente, convertir un diario íntimo en película es más complicado todavía, si cabe, que adaptar una obra literaria. Aunque en el caso de La douleur facilita, sin duda, la labor el hecho de que el material que ha servido de inspiración es ambas cosas a la vez. Publicado en 1985, el texto de Marguerite Duras (1914-1996) lo integra una colección de relatos parcialmente autobiográficos. El más largo de los cuales, titulado precisamente "El dolor", es la historia de la espera de su marido (Robert Antelme), prisionero político en los campos de concentración nazi, así como la descripción de los sentimientos que la Segunda Guerra Mundial inspira en las familias de los refugiados.
Temática incómoda, por otra parte, a partir del momento en el que se aborda el espinoso asunto de la relación, no exento de una cierta dosis de morbosidad, que la escritora y miembro de la Resistencia (interpretada por Mélanie Thierry) mantiene con un destacado colaborador de la Gestapo (Benoît Magimel).
Rabier (Benoît Magimel) y Duras (Mélanie Thierry) |
Para trasladar a la pantalla un proceso tan sumamente minucioso, el director Emmanuel Finkiel opta por una paleta de tonalidades en la que el azul oscuro y el gris predominan por encima de cualquier otro color, en lo que supone una excelente labor por parte de Alexis Kavyrchine, responsable de la fotografía.
Sin embargo, no puede decirse lo mismo del tempo narrativo, ya que, en su afán por crear la atmósfera propicia, el film acaba incurriendo en una languidez excesiva, subrayada por elementos tan dispares como la omnipresente voz en off de la protagonista o la atonalidad de la música de Ligeti que se utiliza como banda sonora.
Mascolo (Benjamin Biolay) junto a la escritora |
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